El Gobierno reglamentó tarde las modificaciones de los topes para el pago del Impuesto a las Ganancias, con lo que la liquidación de las mejoras que alcanzan a 800.000 asalariados se postergará un mes y llegará recién con los salarios de septiembre que se perciben en octubre.

El retraso alcanza además al pago del retroactivo del período enero-agosto que deben percibir los empleados, con lo que los sueldos de ese mes serán confeccionados por las empresas y el sector público con los topes vigentes hasta julio.

Sólo en el caso de que las empresas accedan a adelantar el pago a mediados de setiembre, algo a lo que no están obligadas, pero que les serviría para aliviar las cargas tributarias contables, los empleados podrían percibir al menos el retroactivo del período enero-agosto en el transcurso del mes próximo a iniciarse.

Fuentes del gobierno aseguraban ayer que los inconvenientes surgieron por la postergación de una semana de la sesión del Senado que originalmente estaba prevista para el 15 de agosto.

Si se hubieran cumplido esos plazos las empresas se habrían encontrado a tiempo con las nuevas liquidaciones de Ganancias.

Dentro del Ejecutivo aseguran también que hubo una demora de cuatro días de parte de la Secretaría Legal y Técnica que conduce Carlos Zannini en redactar el decreto reglamentario, que finalmente fue presentado ayer por el funcionario, el ministro de Economía, Miguel Peirano; el secretario de Hacienda, Carlos Mosse; y el titular de la AFIP, Alberto Abad.

De todas formas hay interpretaciones más suspicaces, como las que indican que debido a que los beneficios serán cobrados en los últimos días de setiembre o los primeros de octubre, según los cronogramas habituales de las diferentes compañías, el dinero llegará a los casi 800.000 empleados en relación de dependencia más cerca de las elecciones del 28 de octubre, con la posibilidad de que eso influya a la hora de votar.