Las sucesivas renuncias en su gabinete, a las que se sumó la dimisión del polémico secretario de Justicia, dejan al presidente de EE.UU. más solo que nunca
Alberto Gonzales, uno de los secretarios de Justicia más controvertidos de la historia reciente de Estados Unidos, anunció que dejará su cargo.
Se va desgastado por su abierto enfrentamiento con el Congreso, de mayoría demócrata, que le enrostró echar y designar fiscales federales por motivaciones políticas y fundamentar un programa ilegal de escuchas telefónicas, entre otras acusaciones.
El anuncio tuvo lugar apenas dos semanas después de que Karl Rove, el principal asesor del presidente George W. Bush, anunciara su renuncia, y se suma a la larga lista de destacados funcionarios que se han ido del gobierno en los últimos meses, hecho que deja a Bush más solo que nunca para enfrentar su último año y medio en el poder.
Bush aceptó la dimisión a regañadientes. Para el mandatario, la salida de Gonzales se debe a "meses de tratamiento injusto" por parte de los legisladores demócratas y un pelotón de sus pares republicanos, liderados por Arlen Specter, por "razones políticas" ajenas a su trabajo profesional.
La danza habitual de candidatos para reemplazarlo ya comenzó, con tres nombres en la primera terna, según dejaron trascender desde la propia administración republicana. Bush, sin embargo, evitó precisar si nombrará a alguien antes de viajar a Australia, el lunes próximo.
Los postulantes hasta ahora son el actual secretario de Seguridad Interior y ex juez federal, Michael Chertoff; el titular de la Comisión Nacional de Valores (SEC, por sus siglas en inglés), Christopher Cox, y el ex número dos del Departamento de Justicia y actual vicepresidente de la compañía Pepsi, Larry Thompson.