Se entregó violador de chicos discapacitados liberado por un tribunal
El chofer condenado a 16 años de prisión por abusar de pequeños que tenía a su cargo se presentó en la Comisaría 1 de San Isidro. Antes habló por TV
16 de agosto de 2007
Cercado y sin mayores posibilidades de maniobra, Mario Ochoa, el hombre que fue encontrado culpable de uno de los delitos más aberrantes, se entregó en las primeras horas de hoy y se mostró frío, tranquilo y sereno y aseguró ser "inocente".
Antes de entregarse, Ochoa concedió una entrevista en forma exclusiva a Canal 5 Noticias donde afirmó que "es víctima de un operativo de prensa en su contra" y dijo que "siente lástima por los padres de los chicos abusados".
Rubén Peveri, titular de la Comisaría 1ra de San Isidro confirmó la detención de Ochoa y aclaró que la misma "se produjo luego de algunas tratativas" con su abogado y "fue de manera pacífica".
Peveri explicó, además, que el violador "permanecerá detenido en esa dependencia hasta primera hora de la mañana cuando será trasladado a los tribunales correspondientes".
El violador se fugó de su casa el martes cuando esperaba que el fallo de la justicia sea ratificado. Sin embargo, ayer por la tarde se comunicó, a través de su abogado, con el gobierno nacional y pidió "garantías para entregarse" ante la justicia.
Hace casi un mes, Clarisa Moris, Luís Oscar Zapata y Ariel Introzzi, los jueces del tribunal 2 de San Isidro, condenaron a Ochoa, el chofer que llevaba a chicos discapacitados a la escuela, a 16 años de prisión por abuso sexual de menores. Pero, como la sentencia no estaba firme, fue absuelto.
Las investigaciones por supuesto abuso sexual y violación comenzaron en 2002, luego de un aluvión de denuncias presentadas por padres de las víctimas.
En el expediente de la causa figuran los detalles del abuso. "Les tocaba los pechos, la vagina, el pene y la cola. Y hasta los habría llevado a su propia casa del Tigre, donde los habría filmado y fotografiado", dijo Silvia Weksel, abogada de las víctimas.
Ochoa llegó al juicio en libertad, donde lo terminaron condenando.
Pero los jueces le permitieron la prisión domiciliaria argumentando que la sentencia no estaba firme.
Sin embargo, luego de dos apelaciones presentadas por familiares de las víctimas ante el Tribunal de Casación bonaerense, la Sala Tercera, formada por los jueces Víctor Violini y Ricardo Borinsky, ordenó su detención por el peligro que existía de que el condenado se fugase.