Además de embellecer y rejuvenecer a mujeres y hombres de todo el mundo, la aplicación de la toxina sirve para tratar una cantidad sorprendente de enfermedades
La aplicación de la toxina botulínica tipo A –conocida comúnmente por su nombre comercial, bótox- no se limita al embellecimiento del rostro. Al efecto antiage se suma otro de carácter médico: el tratamiento de enfermedades.
Entre ellas, se destaca su uso en pacientes espásticos. Según Alejandro Andersson, médico director del Instituto de Neurología Buenos Aires, la aplicación del bótox "permite al enfermo sentir menos dolor".
Aunque la mayoría de la gente conoce el uso estético que se le da a la toxina botulínica, esta fue su última aplicación.
En un principio, se utilizó en los músculos de los ojos para tratar el estrabismo. Luego, distintos cuadros neuronales se aliviaron gracias a ella.
Con el tiempo, su uso se fue extendiendo y evolucionando, hasta llegar incluso a tratar la producción excesiva de saliva y la sudoración extrema de axilas y palmas de manos.
Hoy, a su utilización estética se le puede sumar el tratamiento de enfermedades neuronales como blefarospasmo, hemiespasmo facial, tortícolis espasmótica, distonías, temblores y, por supuesto, la espasticidad.
¿Cómo actúa el bótox en los espásticos?
El doctor explicó que "ayuda a que el rango de movimiento que permite el músculo sea mayor", es decir, disminuye el tono muscular.
"El espástico o hipertónico sufre de un daño en el sistema nervioso central, en el cerebro o en la parte alta de la médula. Por eso hay una orden excesiva al tono muscular. Con la aplicación de la toxina botulínica, cortamos el mensaje en la unión del nervio y el músculo", señaló Andersson.
Esto se produce gracias a que la droga se encarga de limitar el mecanismo que permite la contracción del órgano afectado. La toxina botulínica tipo A bloquea la unión entre las neuronas motoras y el músculo (es decir, la zona de la placa neuromuscular), debido a que impide que las neuronas liberen allí la acetilcolina, encargada de dar la orden de movimiento.
El doctor explicó que la aplicación de bótox puede hacerse a cualquier edad, siguiendo una tabla que indica el rango de dosis. El tratamiento también incluye a enfermos que sufren cuadros congénitos.
"Se requiere de un muy buen examen del paciente para saber dónde hay que aplicar el producto, en qué músculo y a qué nivel, fijarse que no haya articulación comprometida y qué tan complicado es el cuadro", afirmó el especialista.
Y enfatizó que el bótox no cura totalmente al paciente. "Este tratamiento, al disminuir el dolor en el enfermo, permite trabajar mejor al kinesiólogo, lo que trae en consecuencia que se estiren los tiempos" de uso del producto, aunque siempre se maneja un rango de frecuencia de aplicación de entre 4 y 7 meses.
"La toxina botulínica termina de actuar en algún momento, no es eterna, y se debe repetir la aplicación". Lo que sí está probado es que mejora la calidad de vida del paciente.