Buzos y rescatistas luchan contra la corriente entre hierros retorcidos para buscar a los desaparecidos. Hay 79 heridos en estado crítico y, oficialmente, 9 muertos
Buzos y rescatistas buscan en Minneapolis, en las turbulentas aguas del Mississippi, los cuerpos de quienes cayeron al agua poco después de las 6 de la tarde del miércoles, cuando colapsó un puente de ocho carriles de la ruta 35, al norte de Estados Unidos.
Hay al menos 30 desaparecidos y 79 hospitalizados, mientras la polémica por el estado del puente ya se levanta sobre sus escombros.
En medio de la tragedia, la imagen del milagro fue la del micro escolar que trasladaba a 52 chicos de entre 6 y 11 años de una colonia de verano que regresaban de una tarde en un parque acuático.
El transporte avanzaba a paso de hombre por el puente en plena hora pico cuando se sintió un temblor, y de inmediato la caída libre de 20 metros, según el relato de Jeremy Hernández, uno de los 7 coordinadores adultos que viajaban en el micro.
"Fue un segundo de silencio y luego los gritos y llantos desesperados de los chicos." Hernández logró abrir la puerta trasera, y por allí los sacó uno a uno.
Cuando terminó, recién pudo observar incrédulo la magnitud del desastre y el tamaño de su suerte.
El puente, desvanecido, como el cuello de una jirafa fracturado en cien pedazos, con autos aplastados o colgando hacia el vacío y hasta un camión en llamas.
El río, salpicado de más vehículos clavados de punta, algunos con una ventana o una rueda asomando sobre el agua.
Dentro de ese panorama, el bus escolar había quedado parado sobre sus cuatro ruedas, apenas inclinado, sobre un fragmento de carretera que se mantuvo a flote sobre el agua.
Todos sus ocupantes sobrevivieron, y apenas dos adultos y dos chicos permanecían ayer internados con lesiones leves. "Si ocurría un segundo antes o un segundo después, hubiéramos terminado bajo el agua o bajo el pavimento", dijo Hernández, aún conmocionado.
Los sobrevivientes no salían de su asombro. "Los autos empezaron a volar y yo a caer. Fue como en las películas", contó Catherine Yankelevich. "Tienen que haber sido ángeles", estimaba Jamie Winegar, para referirse al albur que la salvó junto a su marido, después de que el pavimento se abriera bajo su Chrysler 300.
Las tareas de rescate continuarán, mientras el debate sobre las responsabilidades ya comenzó. El puente, de 40 años, había sido calificado en 1990 por las autoridades federales con un 4 sobre 9 por sus "deficiencias estructurales", una categoría en la que, ayer se supo, hay otros miles de puentes en EE.UU.
En la última década tuvo revisiones anuales y se le hicieron reparaciones menores (de hecho, una se estaba llevando a cabo al momento del derrumbe).
Con todo, ayer las autoridades estatales y la propia Casa Blanca afirmaban que nada hacía suponer que fuese intransitable o que corriera peligro de derrumbe. "Pensábamos que habíamos hecho todo lo posible, pero obviamente algo salió terriblemente mal", admitió Dan Dorgan, del Departamento de Transporte de Minnesota.