Varias agencias de noticias de Brasil se hicieron eco del rumor que indicaba que los atletas cubanos planeaban una deserción en masa después de la ceremonia de cierre de los Juegos.

Ante las sospechas, más de la mitad de la delegación de deportistas isleños regresó a La Habana el sábado a la noche, antes de que finalizaran los Juegos Panamericanos.

El titular del Comité Olímpico de Cuba, José Ramón Fernández, adjudicó la prisa al caos aéreo brasileño: "Si no volábamos el sábado debíamos esperar cuatro o cinco días. Y eso es demasiado caro", explicó.

Media docena de ómnibus los llevó al aeropuerto del Galeao, donde un avión fletado por Cubana de Aviación los transportó a La Habana. La otra parte de atletas, que quedó en la Villa Panamericana, regresó ayer por la noche.

El rumor de una presunta fuga masiva no fue confirmado por el Comité de Juegos Panamericanos de Río (Co-Río). Esa versión adjudicaba a Raúl Castro la iniciativa de acelerar el retorno de sus deportistas.

Periodistas del diario Folha de Sao Paulo dijeron que habían entrevistado a una atleta cubana en el aeropuerto internacional carioca. Según ese matutino, ella dijo que sólo había sido informada del embarque el mismo día sábado, cuando inicialmente debían dejar Brasil el domingo. Sin dar el nombre, ésta les informó que tuvo que apurarse para salir: "No me dieron ninguna justificación", aseguró.

En cambio, Maximiliano Díaz, capitán del equipo de boxeo, subrayó: "La vuelta ya estaba programada."

También retornó en forma anticipada el equipo de voleibol, que no subió al podio para la medalla de bronce. "Ya nos queríamos volver a Cuba. No hay ningún tipo de amenaza ni de discusión", declaró Pavel Pimienta, jugador de esa selección. Aclaró que el cuadro debe participar en pocos días de otra competencia. Cuba venció a Venezuela y se quedó con el tercer puesto.

La prensa brasileña reconoció que, comparados con Juegos Panamericanos pasados, esta vez el número de deportistas que decidieron dejar la isla caribeña fue mucho menor. Las fugas comenzaron en 1961, cuando seis jóvenes promesas abandonaron la delegación para exiliarse en el país huésped.

En Winnipeg, de 1999, hubo 13 desertores al parecer incentivados por organizaciones anticastristas basadas en Miami. En general, los atletas que prefirieron la evasión lo hicieron detrás del dinero que les ofrece la posibilidad de profesionalizarse en algún país del Primer Mundo.

En Río de Janeiro, dos de los que no volvieron a casa son boxeadores que ya tenían garantizado el oro: Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara. Acaban de firmar un contrato con Arena Box Promotion, una empresa de titularidad alemana comandada por capitales internacionales que se dedica a comprar promesas del ring.

En una nota publicada por la prensa cubana el último sábado, Fidel Castro sostuvo que esa deserción fue "un golpe bajo".

Dijo que "compraron a los atletas que tenían el oro asegurado" y señaló que su país, "cuyo esfuerzo amateur no puede ser negado, sufre mucho más la mordida de las pirañas".

Otros dos deportistas cubanos desertaron: un jugador de handball y un entrenador del equipo de gimnasia.

Según Carlos Arthur Nuzman, presidente del Comité Río de los Juegos, recién se enteró el sábado por la tarde de la salida de los cubanos. Señaló también que los de Odepa se enteraron después.

Fue Globo News quien dio la primera pista al anticipar el sábado temprano que cerca de un centenar de los atletas cubanos estaba saliendo antes de lo previsto en medio de rumores de una deserción en masa durante la madrugada del domingo.

El grupo, en total, estaba integrado por 240 deportistas.

Al final, medio centenar de deportistas cubanos participaron de la ceremonia de cierre de los Panamericanos 2007, con sus uniformes rojo y blanco.

Estos finalmente viajaron de regreso en la noche de ayer. En tanto, el titular de Co-Río manifestó su "desconcierto y ofensa" por la salida apresurada de los atletas.