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21 de noviembre de 2024
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La obsesión por espiar a tu pareja
Muchos se rinden a la tentación de espiar de vez en cuando a su pareja en busca de pistas acerca de una posible e hipotética infidelidad. ¿El que busca, encuentra?
26 de julio de 2007
Los especialistas coinciden en que, para mantener la salud de la pareja, es necesario que cada integrante mantenga un espacio propio e íntimo, fuera del mundo en común.

Sin embargo, no siempre es tan fácil y muchos se rinden a la tentación de espiar ese otro mundo con la sospecha siempre a flor de piel.

Quién no se rindió alguna vez al pecado de revisar la casilla de mails ajena que por descuido quedó abierta, o comenzó una investigación detallada de las llamadas telefónicas en el celular de su compañero/a, o revisó papeles sueltos, bolsillos de sacos, carteras... todos alguna vez metimos la nariz donde no debimos.

Sin embargo, entrometerse en el mundo privado del otro lejos de alejar fantasmas, los crea.

Y aquí aparece la sabiduría del dicho popular: "el que busca encuentra".

La actitud de espía muchas veces es consecuencia de las elucubraciones de la mente. Cuando en la imaginación ya hay un tercero, entonces cualquier situación puede prestarse como prueba de una supuesta infidelidad.

“Si uno ya tiene instalado en la cabeza la fantasía de un tercero va a buscar las señales en cualquier lado, y si no las encuentra las pondrá inconscientemente porque se trata de una persecución”, explicó el psiquiatra Pablo Wizemberg.

Graciela Fernández, psicóloga especialista en parejas, coincidió en que “el que busca encuentra. De alguna manera se encargan de armar un rollo que coincida con su fantasía”.

Por su parte, el detective privado Miguel Ángel Mariolino contó que "a veces nos piden que investiguemos a su pareja y cuando no le podemos comprobar una infidelidad no se quedan conformes pese a tener todas las pruebas delante. En esos casos, insisten y se ciegan en que algo tiene que haber y que seguro se nos escapó".

Para Fernández “algunas personas esperan ser únicos para la pareja. Único para el otro y que el otro sea lo único para sí. Pero eso es igual que el vínculo de un bebe con una madre, algo poco sano en la adultez. No se puede limitar la vida del otro. Si el mundo aparte de la otra persona intranquiliza y lleva a espiar hay que revisar el vínculo porque quiere decir que no se está seguro de la relación”

Por su parte, Wizemberg coincidió en que la inseguridad es la clave para entender la actitud de aquellas personas proyecto de Sherlock Holmes y sostuvo que “hay que saber diferenciar el interés sano por las cosas del otro de lo que es invasión o control. Y eso tiene que ver con la inseguridad, los celos y la autoestima de cada uno. Hay que respetar ese espacio individual. El propio y el ajeno”.

Sin embargo, para el especialista no necesariamente el móvil de un acto propio de espía tiene que ver con una figura física: “El mecanismo es el de los celos: si se juntó con los amigos a jugar a la pelota ¿es verdad?, si se juntó con sus amigas a cenar, ¿será cierto?... pero el foco pueden ser los celos hacia la pelota o hacia las amigas también. La desconfianza no tiene porque ser un tercero”.

Para Fernández la confianza es fundamental en toda relación y una vez que esta se ve vulnerada es difícil reestablecerla. Lo único que se logra entonces, según la especialista, es generar dudas acerca de la verdad que expone el otro.