Desde el Gobierno ya "mueven contactos" con la Santa Sede para que pueda tener una reunión antes de octubre con el Papa, algo que Kirchner no realizó en todo su mandato
La senadora nacional y candidata a la presidencia, Cristina Fernández de Kirchner, podría verse con el papa Benedicto XVI antes de las elecciones de octubre, anticiparon fuentes gubernamentales y religiosas.
Precisaron que "ya mueven contactos" en la Curia Romana, para que la primera dama tenga un aparte con el Pontífice tras las tradicionales audiencias de los miércoles.
Todavía no hay fecha cierta, pero transcendió que el embajador argentino ante la Santa Sede, Carlos Custer, ya habría obtenido el visto bueno del secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, con quien también se reuniría, indicó la agencia DYN.
La iniciativa de los asesores de campaña –explicaron las fuentes- es que Cristina Kirchner "no aparezca tan enfrentada a la Iglesia" los meses previos a las elecciones.
Los operadores K consideran que una foto con el Papa puede "sumar votos católicos", más allá de la tensión entre Néstor Kirchner y el cardenal Jorge Bergoglio, presidente del Episcopado.
En tanto, en medios eclesiásticos locales sostienen que el posible acceso de Cristina a la Casa Rosada "no va a cambiar mucho la relación" entre el Gobierno y la Iglesia.
De concretarse el encuentro, la senadora logrará un contacto más formal que su marido presidente con Benedicto XVI, con quien apenas se saludó cuando asumió su pontificado en 2005.
Kirchner puede convertirse así en el único jefe de Estado argentino -desde el advenimiento de la democracia- en culminar su mandato sin realizar una visita oficial o mantener una audiencia privada con el Papa.
Pero ese intento de acercar a Cristina a la Iglesia de Roma puede traer mayores roces con los obispos locales, ya que el Episcopado no ve con buenos ojos esas maniobras, a las que considera una forma de "puentear" la relación.
Una práctica que mereció duras críticas durante la gestión de Carlos Menem, quien por mediación de su operador Esteban Caselli llegó a tener -según quien las contabilice- 6 u 7 encuentros de distinto rango diplomático con Juan Pablo II.
El presidente Kirchner y Bergoglio están a punto de cumplir en agosto, casi tres años sin un encuentro protocolar, sobre todo por las diferencias que generó el pedido de remoción a la Santa Sede del obispo castrense, monseñor Antonio Baseotto.
En febrero de 2005, Baseotto apeló a una alegoría evangélica para criticar la política sanitaria oficial que lleva adelante el ministro Ginés González García. La cita aludía a quienes merecían que se "les cuelguen una piedra de molino al cuello y lo tiren al mar".
Sin embargo, esa cita generó disgustos porque fue tomada como una alusión a los vuelos de la muerte que realizaba la dictadura militar comandada por Jorge Rafael Videla, cuando arrojaban los cuerpos de los detenidos al mar, atados generalmente a una piedra.
Desde entonces, el gobierno y el Vaticano analizaron al menos tres opciones para que el obispo se vaya anticipadamente, pero el Vaticano recién aceptó formalmente su renuncia el 15 de mayo de 2007, después de que el prelado alcance los 75 años de límite de edad que establece el Código de Derecho Canónico para la gestión episcopal.