Dos argentinos mueren en Brasil al chocar su yate
En el último tramo del viaje, la embarcación dio contra un islote, a unos 300 metros de la costa. Se cree que los sistemas de navegación fallaron
21 de julio de 2007
Un yate, tripulado por tres marinos marplatenses golpeó contra unas rocas y se hundió en el mar de Brasil en menos de diez minutos. Sólo uno de ellos sobrevivió.
El accidente se produjo cerca de las 23 del miércoles, a unos 150 kilómetros al sur de la isla de Florianópolis. El yate motor "Don Raúl" había atravesado una fuerte tormenta de viento y lluvia que lo acercó demasiado a la costa sin que sus tripulantes lo advirtieran. Se cree que los sistemas de navegación del barco fallaron: el radar no había detectado la presencia de un islote.
Daniel Bastit, de 52 años, y su primo Alberto Bastit, de 65, ambos empresarios hoteleros, habían zarpado del Club de Motonáutica de Mar del Plata a las 8 de la mañana del 11 de julio. Con ellos viajaba Gustavo Mehl, de 58, el único sobreviviente del trágico naufragio.
De acuerdo con la hoja de ruta que Daniel Bastit dejó en la Prefectura Naval, tenían previstas escalas en La Paloma, Uruguay, y luego en Río Grande do Sul. El accidente ocurrió en el último tramo de la travesía. El Don Raúl era un yate motor relativamente nuevo, construido en 2000. Tenía 14,7 metros de eslora y 4,5 metros de manga.
Al llegar a la altura de la ciudad de Laguna, a unos 140 kilómetros al sur de Florianópolis, lugar al que se dirigían, la embarcación golpeó contra unas rocas, a unos trescientos metros de la costa. Enseguida empezó a hacer agua.
Los hombres alcanzaron a lanzar un alerta de emergencia por radio, aunque no conocían la ubicación en la que se encontraban. Rápido, intentaron tripular la balsa salvavidas, pero una ola la barrió y la perdieron de vista. Por eso hicieron lo único que les quedaba por hacer: arrojarse al mar, en medio de la oscuridad de la noche.
Mehl fue el primero en saltar, según relató cuando se encontraba en la sala de emergencia del hospital Senhor Bom Jesus dos Passos, en Laguna. Ya no volvió a ver a sus compañeros.
El oleaje lo arrastró hasta una isla conocida como Ilhota, a unos trescientos metros de la costa. Pasó la noche a la intemperie, con mucho frío. "Comí huevos de gaviota, porque no habíamos comido nada durante el día", narró Mehl.
Fue rescatado a las 10 de la mañana del jueves. "Veía la costa, las casas. Empecé a gritar", dijo. Tenía entonces un importante grado de hipotermia, a pesar de que se había expuesto al sol. "Me dieron una ducha de agua caliente y café. Me pusieron al sol, cubierto con mantas, pero no conseguía entrar en calor".
Fue precisamente el frío lo que terminó con la vida de Alberto Bastit. Cerca de las 3 de la tarde del jueves, los bomberos de Laguna recibieron un llamado advirtiéndoles que en la playa de Mar Grosso flotaba "un objeto sospechoso". Los socorristas se acercaron en una moto de agua y encontraron el cuerpo de Alberto Bastit agarrado a una boya. "Por el estado de la víctima, todo indica que habría muerto de frío. La temperatura era baja y estuvo muchas horas en el agua helada", explicó el delegado de la Prefectura de Laguna, capitán José Antonio Gomes da Silva.
Más tarde, los socorristas hallaron el cadáver de Daniel Bastit, quien murió ahogado.
En Mar del Plata, la noticia del naufragio cayó como un balde de agua helada. "Si alguien sabía de navegación, esa persona era Daniel", dijo el presidente del club de motonáutica, Carlos Contartese. "Era un experto", agregó. El hombre, además, era buzo y guía de pesca.