El hijo del "Conejo" Tarantini y "Pata" Villanueva fue sacado de la casa de Gran Hermano Famosos por el público. Quedaron Lissa y Diego. Ya falta poco para el fin del juego
La décima gala de expulsión (la penúltima) de Gran Hermano Famosos empezó con la intriga sobre quién abandonaría la casa, claro, pero por sobre todo si la sorpresiva autonominación de Diego Leonardi sería acompañada por el apoyo del público, teniendo en cuenta que él mismo alentó a los que votaran para que lo dejen en la casa.
Pero no todo tuvo que ver con el dramatismo de las expulsiones. Lo primero que preparó la producción del programa fue la relación siempre equívoca entre Lissa Vera y Carlos Nair.
“Qué loco, estar en tu cama”, le dijo Lissa a Carlos mientras ambos se prodigaban mimos. Y después la promesa de él de ir a “visitarla” en la noche, y ella que espera inútilmente pero que no se da por vencida, aún cuando Carlos, ahí, al lado de ella, se ríe, se abraza e histeriquea con María Fernanda Neil.
Pero insólitamente el protagonismo del “galán” dio pie para que entrara por la ventana de la casa más famosa del país Carlos Menem, que hace apenas unas horas reconoció públicamente que en efecto, Carlos Nair Meza era su hijo.
Por supuesto y como siempre, hubo momentos más o menos dramáticos, con la habitual angustia de Jacqueline Dutrá, las confesiones sobre “el crecimiento personal” de Diego Leonardi y también las especulaciones de María Fernanda Neil sobre que si su novio aún la esperaría a la salida de la casa, teniendo en cuenta algunas situaciones “embarazosas” que la tuvieron como protagonista junto a Carlos Nair.
Finalmente, casi a las 12.30, a Robertino Tarantini le llegó la hora, sin poder superar la quinta autonominación. Y Diego Leonardi comprobó que su estrategia había sido acertada, puesto que al menos esta vez el público lo acompaño.