Cada vez más personas conviven con brazos, piernas, manos robóticas y hasta corazón semiartificial. Cómo la ciencia puede mejorar y alargar la vida humana
Cada vez más gente en el mundo vive con implantes que suplantan manos, brazos, piernas y hasta el corazón. Todavía son experimentales, pero los expertos ven un futuro prometedor.
A más de 30 años del lanzamiento de la serie protagonizada por un astronauta accidentado que sobrevivía gracias a implantes biónicos, el célebre “hombre nuclear”, varios grupos de investigación en el mundo están desarrollando prótesis de última generación para suplir partes del cuerpo dañadas o perdidas.
Si bien aún la mayoría son diseños experimentales, y por eso todavía no se difunden los costos, los expertos coinciden en que la tecnología imitará cada vez más al cuerpo humano y ayudará a mejorar la vida de los pacientes.
La lista abarca desde brazos y corazones artificiales hasta chips para el cerebro, manos y piernas robóticas.
Todd Kuiken, del Instituto de Rehabilitación de Chicago, Estados Unidos, explicó a PERFIL vía e-mail cómo funciona su pionero brazo artificial: “Utilizamos nervios ya existentes localizados en el hombro de la persona, y los conectamos a los músculos sanos que están en esa zona. Este procedimiento nos permitió redirigir las señales que antes se enviaban del brazo amputado al brazo robótico por medio de electrodos en la superficie”, dijo.
Aunque Koiken reconoce que aún falta mejorar las funciones de este prototipo, que tiene integrado seis motorcitos para movilizar las partes mecánicas, apuesta a que en el futuro sea más accesible.
Otro grupo estadounidense, en este caso de la Universidad de California del Sur, desarrolla un chip para ayudar a devolver la visión a los ciegos; un equipo del Politécnico de Milán, Italia, está poniendo a punto una mano robótica a la par de la empresa nipona Squse, que ya lanzó en su país el prototipo de una mano articulada y con piel sintética. Además, existen “piernas” que ayudan a correr con ventajas incluidas (ver recuadro).
Los oídos también tienen su ayuda tecnológica con los implantes cocleares que, si bien no han demostrado un 100% de eficacia, siguen siendo una opción para las personas sordas.
Pero no todo lo “biónico” viene de afuera. A los especialistas españoles que anunciaron hace poco el caso de la primera mujer en ese país con una pieza de titanio en el ventrículo izquierdo (hay un hombre con un corazón similar en los Estados Unidos, operado hace siete años), se suma un proyecto argentino de un prototipo experimental –y novedoso– de corazón artificial.
“Es un dispositivo de asistencia ventricular con características inéditas en el mundo, y se está fabricando en el país”, subrayó Alejandro Bertolotti, subjefe de Transplante Intratorácico y director del Banco de Tejidos Cardiovasculares de la Fundación Favaloro. Bertolotti explicó que se trata de un corazón con flujo axial, que tiene dos pequeñas turbinas que giran en direcciones contrarias, una después que la otra, permitiendo así una menor posibilidad de formación de coágulos. Ya se hicieron pruebas en terneros y, según el especialista, en los próximos meses esperan tener novedades con miras a probarlo en pacientes.
Con todo, la meta del corazón artificial es “superar transitoriamente una situación de escasez de donantes, pero es más bien un puente hacia un trasplante o hacia una posible recuperación”. Sucede que para funcionar necesita baterías, y los cables salen del organismo dejando una puerta de ingreso a posibles virus o bacterias. “Implica riesgo de infecciones”, dijo Bertolotti.
Otra iniciativa de avanzada a nivel local se realiza en el Instituto FLENI: allí se implantan chips en el cerebro de los pacientes con mal de Parkinson, distonía o temblores. “Muchos de estos dispositivos, que forman parte de la neuromodulación, transforman señales eléctricas en señales neuronales”, destacó Marcelo Merello, codirector del Departamento de Neurociencias de FLENI.