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3 de diciembre de 2024
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Bush: "¿El mundo odia a los EE.UU. o sólo a mí?"
El presidente lanzó la pregunta durante un encuentro con historiadores y escritores. Busca respuestas en el peor momento de su gestión
3 de julio de 2007
Tal vez un poco tarde para revertir la historia, el presidente de Estados Unidos comenzó a buscar las causas de la mala imagen de su administración.

En el punto más bajo de su presidencia, George W. Bush convoca a importantes escritores, historiadores, filósofos y teólogos a la Casa Blanca para que se unan a él en su búsqueda.

Entre gaseosas y agua mineral, hace sus preguntas: ¿Cuál es la naturaleza del bien y el mal en el mundo después del 11 de setiembre? ¿Qué lecciones ofrece la historia a un presidente que enfrenta la conmoción que enfrento yo? ¿Cómo juzgará la historia lo que hemos hecho? ¿Por qué el resto del mundo parece odiar a Estados Unidos? ¿O solo me odian a mí?

Son las preguntas de un presidente que ha vivido el colapso político más drástico en una generación.

Aunque no es famoso precisamente por su curiosidad intelectual, Bush está recurriendo a quienes si la tienen para entablar un análisis filosófico de las corrientes de la historia que atravesaron su administración.

A pesar de todos los reveses se mantiene imperturbable y rara vez expresa dudas en cuanto a su rumbo pero intenta comprender cómo fue que lo perdió.

Estas sesiones, que se desarrollan generalmente en el Salón Oval, nunca figuran en la agenda pública del presidente.

Para algunos de los invitados a estas charlas, Bush parece estar solo, aislado por hechos que están más allá de su control.

Es algo que también preocupa a los amigos. En el séptimo año de una presidencia que se deterioró, agobiado por una guerra incesante, cuestionado por un Congreso opositor, derrotado incluso la semana pasada en cuanto al tema de la inmigración, su última prioridad importante a nivel interno, Bush está casi siempre encerrado dentro de la fortaleza de 1600 Pennsylvania Ave.

Sigue viajando, dando discursos a públicos amistosos y asistiendo a reuniones cumbre, como las negociaciones de Kennebunkport con Vladimir Putin. Pero rara vez sale a comer afuera, y ya no juega al golf, salvo ocasionalmente dando algunos golpes en Camp David, donde, como en su rancho de Texas, halla refugio.

Bush tiene una fijación con Irak, según sus amigos y asesores. Un ex colaborador fue a verlo hace poco para hablar de diversos temas, y se encontró con un Bush que lo único que hacía era referir una y otra vez la conversación a Irak.

Él admite que su presidencia depende de que la situación en Irak pueda revertirse en 18 meses. "Nada importa excepto la guerra", dijo una persona allegada a Bush.

La realidad ha sido desalentadora en todo sentido. Ningún otro presidente moderno ha experimentado semejante rechazo sostenido por parte del pueblo estadounidense.

El índice de aprobación de Bush se ubicó por debajo del 50% en las encuestas del Washington Post-ABC News en enero de 2005 y nunca superó ese nivel en los 30 meses transcurridos desde entonces.