YPF lo aplicará, desde el domingo, en estaciones propias. El resto la imitaría. Buscan bajar costos de comisión, tras los aumentos anulados a pedido del Gobierno
La bancarización de la economía, un objetivo que persigue la mayoría de los Estados del mundo, sufrirá un tropiezo en la Argentina en las próximas horas: en las estaciones de servicio no se podrá pagar con tarjetas de crédito o débito la carga de combustible.
La medida busca bajar los costos de comisión, tras los aumentos de precios fallidos que, la semana pasada, fueron anulados por pedido del Gobierno.
Las ventas con tarjeta suponen hoy entre el 30 y el 60% de las operaciones. En algunas empresas explicaban anoche por qué todo el sector cree que el fin de las tarjetas será una decisión general: "El que permita compras con tarjeta va a recibir una lluvia de clientes". Vender combustibles, a precios juzgados por los petroleros irrisorios en relación con otros de la región, es lo que nadie quiere en la Argentina.
La primera decisión será tomada, desde el domingo, por la petrolera Repsol YPF en sus 110 estaciones propias.
Pero se espera que el resto de las petroleras y dueños de bocas de expendio de todo el país se sumen a la iniciativa. "Lo estamos analizando", contestaron en Shell.
"Petrobras lo estudia", redundaron en la estatal brasileña, que podría aplicarlo el 10 del mes próximo. LA NACION no pudo anoche contactarse con representantes de Esso.
Y Raúl Castellano, vicepresidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos de la Argentina, que nuclea a los estacioneros, agregó que, probablemente, lo hagan todas las estaciones que no cobran el servicio de playa. Es decir, la mayoría.
En Repsol YPF afirmaron que la medida obedece a la pretensión de favorecer la rentabilidad de los propietarios de las estaciones. "Pero cada operador va a hacer lo que crea conveniente", aclararon. La iniciativa se tomará sólo sobre las estaciones propias de la petrolera. La firma española tiene hoy unas 110 en esas condiciones, de un total de 1600. Se espera, no obstante, que el resto de los operadores la imite para bajar la comisión.
El costo de operar con tarjetas supone, en las de crédito, un 1,25% en VISA, un 1,3% en MasterCard y un 1,5% en Amex. En las de débito es del 1%. Todas proporciones significativas si se considera que la rentabilidad bruta de las estaciones oscila entre el 6 y el 9%. "El promedio es del 7,5 por ciento y está todo el mundo fundido", dijo Castellano.
Las petroleras resolvieron terminar con las ventas financiadas después de una enérgica discusión que tuvieron la semana pasada con el Gobierno, tras aplicar alzas en naftas y gasoil.
La publicación de los nuevos precios en los diarios -precios que, en realidad, ya regían desde hacía algunos días- molestó mucho al Gobierno, que los juzgó inconvenientes en la semana previa al ballottage en la Capital Federal.
En pocas horas, funcionarios se comunicaron con las empresas para exigirles que revocaran los incrementos, algo que hicieron parcialmente.
La anécdota precedente es decisiva para entender la finalización de la ventas con tarjetas. Los ejecutivos pensaban anoche en el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, el hombre que encarnó la postura del Gobierno en las negociaciones. "Moreno puede meterse en los precios, aunque no debería.
Pero sería insólito que se metiera con la forma que uno elige para vender". LA NACION planteó anoche, en conversaciones con varios petroleros, que quizá la medida sería más incómoda, para muchos automovilistas, que un aumento en los precios. Algunos insistieron en el costo adicional. "Si el negocio no es rentable, la comisión es suicida", dijo uno.
Las compras con tarjeta encarnan también, para el estacionero, la molestia de diferir ingresos. Son 18 días hábiles en las de crédito y 72 horas en las de débito. Un operador que tiene una estación mediana en la Capital Federal explicaba anoche que la naturaleza del negocio le permitía tener unos $ 600.000 por mes diferidos. La nueva medida, en cambio, engrosaría el flujo de caja.