Las cargadas de Boca hacia River son interminables.

Mientras el pueblo boquense festeja otro título en los últimos años, el de River sigue con las manos vacías y no escapa a los escándalos.

Es que a sus fracasos deportivos, tanto a nivel local como internacional, se les agregaron los problemas sociales, sobre todo por la política encabezada por su presidente, José María Aguilar (quien asumió en diciembre de 2001), y los incidentes protagonizados por su barra brava -Los Borrachos del Tablón-, quienes jaquearon, a lo largo de este año, a toda la directiva.

Las últimas chances de salvar el año eran, en consecuencia, el Clausura y la Libertadores. El primero quedó en poder de San Lorenzo y el segundo, en manos de los "primos".

A Aguilar se le suma la derrota en un enfrentamiento cuasimediático mantenido con Mauricio Macri, quien no solamente aprovecha su gran momento político, sino que también cosecha lo que ha sembrado en los últimos tiempos: los logros deportivos de Boca.

Así, mientras los riverplatenses se resignan ante las victorias del rival de toda la vida, los boquenses se burlan y festejan sin parar.

El ciclo iniciado por Carlos Bianchi, consolidado con Alfio Basile y acentuado ahora por Miguel Ángel Russo le da a Boca no únicamente la chapa de gran equipo, sino además todos los motivos para burlarse de River.

Y de José María Aguilar, claro.

Pero también los agotados hinchas de River aprovechan el momento dulce de sus rivales de siempre para protestar por un ciclo que parece estar cada vez más cerca del fin.