Rusia no leyó la carta de Cecilia Nicolini y se enteraron por los medios
La asesora presidencial buscó presionar al Fondo Ruso de Inversión para que lleguen segundas dosis. Pero en Moscú ni siquiera leyeron el reclamo
22 de julio de 2021
Con un largo mail en inglés enviado el 7 de julio, Cecilia Nicolini, la asesora del presidente Alberto Fernández encargada de negociar la compra de vacunas con los laboratorios extranjeros, buscó presionar al Fondo Ruso de Inversión Directa para reclamarle por la demora en la entrega de segundas dosis de la vacuna Sputnik V. Ese mail nunca tuvo respuesta por una razón. Nunca fue leído.
Fuentes del área de la salud que están al tanto del minuto a minuto de las negociaciones entre la Argentina y Rusia por las vacunas le aseguraron este jueves a Clarín que en Moscú no tomaron en cuenta el pedido de Nicolini, y que el envío de vacunas que llegó pocos días después -que incluye algunas dosis del segundo componente- fue remitido sólo cuando las autoridades rusas consideraron que era pertinente hacerlo.
Ese dato es determinante, porque en Rusia en los últimos meses se desató una controversia dentro del gobierno de Vladimir Putin por el destino de la Sputnik V. Varios funcionarios del Ministerio de Salud de la Federación de Rusia prefieren que el Fondo Ruso de Inversión Directa deje de exportar los componentes uno y dos de la Sputnik V ya terminados y que, en todo caso, se vendan a otros países los principios activos para que se termine el proceso de filtrado y envasado fuera de Rusia.
La idea de ese sector del gobierno de Putin es privilegiar la vacunación de los ciudadanos rusos, ya que el país, que fue muy afectado por la pandemia en 2020, tiene porcentajes de vacunación muy bajos a pesar de que logró desarrollar una vía de inoculación muy efectiva.
Además de las plantas en Corea del Sur y en India, la Sputnik V ya se está fabricando en la Argentina, en donde se recibe el principio activo y se filtra y envasa en una planta que el laboratorio Richmond alquiló a ese efecto.
En estos días, el presidente de Richmond, el empresario Marcelo Figueiras, está en Rusia negociando con el Fondo Ruso de Inversión Directa para que le envíen partidas suficientes de los principios activos necesarios para fabricar los dos componentes de la Sputnik V.
De todos modos, el plan a mediano plazo de Richmond es que en algún momento deje de ser necesario esperar esos envíos rusos, para poder fabricar desde cero la vacuna en el país.
Por eso, Figueiras armó un fideicomiso para recaudar los fondos necesarios para ampliar una planta de Richmond para hacer todo el proceso desde el año próximo, y así vender la vacuna en los años que vienen. Según fuentes de la industria, ese es el único negocio factible para una empresa privada con la vacuna del COVID, ya que no es rentable dedicarse sólo al filtrado y envasado.