Pac-Woman: Cristina pone tropa propia a manejar los millones de la hidrovía
El titular de la Administración de Puertos -organismo que queda a cargo- surgió del Instituto Patria, la usina de la que se nutre la vicepresidenta para colar funcionarios donde hay plata
3 de julio de 2021
Por José Calero.
La vicepresidenta Cristina Kirchner no da puntada sin hilo. Su obsesión no sólo es zafar de las causas judiciales por corrupción que la tenían contra las cuerdas -lo cual va logrando-, sino también poner a la tropa que le responde a ciegas, en cargos claves de la administración pública, siempre y cuando tengan manejo de recursos millonarios del Estado.
Así lo hizo con la ANSES y el PAMI, por mencionar dos organismo con manejos multimillonarios de plata, y ahora lo logró con el monitoreo, al menos por un año, de los recursos millonarios a cargo de la estratégica Hidrovía, por donde salen todas las exportaciones agroindustriales, al frente del cual estará otro de sus soldados.
De paso, la vicepresidenta tendrá más poder sobre la agroindustria, el sector estratégico que más divisas le genera al país, y al cual nunca le perdonó haberle propinado la derrota política más sonora de su carrera, cuando en el 2008 perdió en el Senado el debate sobre las retenciones móviles y -quedará como tema de investigación para los historiadores-, la llevó hasta pensar en renunciar a la presidencia.
Al frente de la Administración General de Puertos -que queda a cargo de la hidrovía- está José Beni, uno de los muchos integrantes de esa usina de ideas y poder kirchnerista del Instituto Patria, que se mantuvo operativa durante el gobierno de Mauricio Macri y ahora ha florecido más que nunca con el retorno al poder de "La Jefa".
A Beni, militante activo en Río Gallegos, le gusta citar a Néstor Kirchner y decir que es soldado de Cristina. ¿Lo será también de Alberto Fernández?
"Como decía Néstor Kirchner, vivimos en la periferia del mundo y eso nos cuesta caro. Nuestra misión es bajar los costos y darle más eficiencia al sistema de transporte fluvial", señaló.
En agosto del 2020, ya el Instituto Patria había puesto en la mira a la hidrovía, cuando organizó un evento vía zoom sobre "las aguas soberanas".
"El manejo de la Hidrovía en los próximos 15 años, el asiento de los puertos, y el cambio y renovación de la infraestructura, son los tres debates que tenemos planteados", anticipó Beni en su momento a la militancia que lo escuchaba. Menos de un año después, el objetivo está logrado. La hidrovía pasa a formar parte de los activos bajo el mando de un ultra k.
Abogado, santacruceño y con largo historial en los puertos del sur, su nombre fue acercado al presidente Alberto Fernández por el senador Oscar Parrilli, hombre tolerante y siempre a disposición de "La Jefa".
Beni tiene buena llegada a los gremios, ya que integró la Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos, Administración General de Puertos y Puertos Argentinos (APDFA).
También tiene buenos vínculos con Juan Carlos Schmid, el secretario general del Gremio de Dragado y Balizamiento, gremio que en el arranque del año hizo varias protestas que trabaron las exportaciones a través de los puertos. Beni estará por un año a cargo del control de la Hidrovía, la zona navegable de 3.500 kilómetros por la que, según los especialistas, pasa el 80 por ciento del comercio exterior argentino que estaba en manos de la empresa belga Jan de Nul junto a su socia local Emepa.
El negocio de la Hidrovía es millonario: mueve unos 300 millones de dólares al año en el cobro del peajes a los barcos que se mueven por la zona.
Y ya se sabe, cuando hay millones de por medio, se encienden todas las alarmas en el kirchnerismo para lograr ponerlos bajo su control.
El ex ministro de Agricultura Luis Etchevehere rechazó poner bajo control estatal a la estratégica Hidrovía. "Los kirchneristas van atrás de la plata porque son una manga de ladrones", disparó el dirigente macrista.
El secretario de Gestión del Transporte, Diego Giuliano, lo cruzó fuerte: "Por la forma que reaccionó, tan desproporcionada, Etchevehere representa a lo más oscuro de la hidrovía. Una hidrovía que no tiene ningún tipo de control, ni de la Afip ni de la Aduana, que no quiere un estudio de impacto ambiental ni que participen las provincias. Está muy cómodo con el Estado ausente y nosotros hemos decidido que vamos a tener un Estado presente, que fomente lo público y privado. Tenemos que intervenir para mejorar las condiciones de la hidrovía, defender la hidrovía de los 90 autocontrolada es un retroceso".