La norma reduce la participación estatal del 60% al 45%. Las acciones suben 7,51%. Estiman que el proceso le dejará 12.000 millones de dólares al Estado brasileño
El gobierno brasileño del liberal Jair Bolsonaro logró el voto clave del Senado para privatizar el control de Eletrobras, la principal compañía de energía eléctrica de América Latina. La iniciativa fue aprobada por el Senado y ahora esperan un trámite similar en Diputados. Las acciones de la compañía tuvieron un alza récord de casi el 8% .
La medida impactó a los mercados con alzas récord. La privatización será mediante un proceso de capitalización que le puede rendir al Estado US$ 12.000 millones.
El proyecto fue aprobado con 42 votos a favor y 37 en contra. El último trámite en Diputados deberá ser cumplido la semana próxima, pues la iniciativa tiene validez por tres meses, que en este caso se cumplirá el próximo miércoles. Mediante este proyecto, se reducirá la participación estatal en la compañía del 60% actual a 45%, todo mediante una oferta pública de acciones en la Bolsa de Valores de Sao Paulo. Esa porción mayoritaria quedaría en manos privadas.
El proyecto condiciona que cada accionista privado no podrá tener más de un 10% del total del capital y le reserva al Estado una llamada “acción dorada”, que le daría poder de veto en algunas decisiones de la empresa.
El presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, anunció que el proyecto del Senado será tratado en una sesión convocada para el próximo lunes, día en los que habitualmente no hay debates en el Plenario.
De acuerdo con los cálculos del gobierno, los ingresos de 12 mil millones de dólares se producirían este mismo año o durante el primer trimestre de 2022.
La operación devuelve al gobierno de Bolsonaro y a su ortodoxo ministro de Hacienda, Paulo Guedes, al camino que inicialmente había prometido de reducir la participación del Estado en algunos mega emprendimientos de servicios por vía de la privatización.
La medida se produce, además, a pocos meses de la elección presidencial del año próximo para la cual, según las encuestas, Bolsonaro marcha empatado con el ex mandatario socialdemócrata Luiz Inacio Lula da Silva, un crítico de esta medida.
Eletrobras posee 43% de las líneas de transmisión del país, con una extensión sumada de 76.230 km, y cuenta con una capacidad instalada de generación de 50.676 megavatios, equivalente a 29% de toda la producción brasileña.
El año pasado, la firma estatal obtuvo un beneficio neto de 6.387 millones de reales (unos 1.205 millones de dólares), un valor 43 por ciento menor respecto a 2019, debido al peor desempeño en el segmento de generación, entre otros factores.
El Gobierno del ultraderechista Bolsonaro había estimulado esta operación alertando que el país está a las puertas de una grave crisis hídrica y que el sector eléctrico “sufrirá las consecuencias”.
La medida es resistida por los sindicatos y algunos partidos políticos además del PT, como el PSOL, que se autodefine de izquierda. Sus legisladores afirmaron que la operación afectará al país y a la población.
Pero el gobierno estima que la privatización de la eléctrica más grande de América Latina puede reducir la factura de la luz en hasta un 7,36%, en contraposición con algunas entidades del sector eléctrico, que denuncian que el resultado puede ser a la inversa.
La aprobación de la privatización en el Senado representa una victoria política para Bolsonaro, que esta semana redobló su apoyo al proyecto al decir que las empresas públicas son propicias para la corrupción.
Bolsonaro, sin embargo, eludió responder cuando una simpatizante le preguntó si la enajenación causará aumento de tarifas. El proyecto obtuvo el respaldo del Senado cuando Brasil enfrenta una de las peores sequías de su historia, que afectó las reservas de sus principales usinas hidroeléctricas, lo que puede derivar en racionamiento de energía. El gobierno ya puso en vigor un sistema de precios que incrementa el valor de la electricidad para consumidores domiciliarios.