Desde el Congreso le avisaron a Alberto Fernández que el proyecto que le delega poderes no será aprobado al menos hasta el 22 de junio. Habrá otra cumbre con infectólogos
La estrategia oficial para lograr una capacidad de maniobra más amplia frente a la pandemia encontró hoy otro obstáculo.
Desde el Congreso le informaron a la Casa Rosada que la ley saldría recién el 22 de junio próximo.
El mensaje llegó a la Casa Rosada este jueves, a modo de confirmación, pero también de advertencia para que se avanzara en el Plan B, la redacción de un nuevo decreto de necesidad y urgencia para renovar la cuarentena a partir del sábado. El oficialismo en el Congreso admite que no podrá aprobar el proyecto que le otorga facultades a Alberto Fernández para administrar las medidas para frenar el coronavirus y en el Gobierno ya se resignaron a que el Presidente vuelve a firmar un DNU.
El aviso de que, a pesar de obtener dictamen este jueves, el proyecto con media sanción en el Senado no podrá ser convalidado en la sesión -necesitarían los dos tercios- activó en Balcarce 50 la reunión con infectólogos (a priori, convocados vía Zoom para las 18) que durante esta semana habían quedado relegadas.
Es que Alberto Fernández apostaba a que la ley que impulsaba fuera aprobada y marcara el rumbo de los pasos a seguir.
El DNU, sin embargo, contendrá el semáforo epidemiológico que es la base del proyecto de ley y divide al país en cuatro fases (bajo, medio y alto riesgo y alarma epidemiológica); a partir del aumento de los contagios en los últimos 14 días, cantidad de casos sobre la población y el porcentaje de ocupación de las camas de terapia intensiva.
"Vamos a esperar los datos de las últimas 24 horas (se publican a las 17) y a partir de ahí vamos a definir", dijo una alta fuente con despacho en Casa de Gobierno. Por el momento no fueron convocados los gobernadores.
Más allá del análisis, no habrá cambios con relación al decreto 287, respecto de la circulación nocturna -restringida a partir de las 20-, la prohibición de reuniones sociales y la suspensión de clases presenciales, un tema que mantiene la disputa con la Ciudad de Buenos Aires, que podría avanzar con mayor presencialidad en los tres años del secundario que en la última etapa había tenido educación sólo en forma virtual.
La gran duda que intentarán despejar el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, con los sanitaristas tiene que ver con los fines de semana.
Mantener el cierre duro los sábados y domingos era un dilema que en el Gobierno analizaban incluso si se aprobaba la ley, con la premisa de que no se produjera un relajamiento social y se facilitara el control por parte de las fuerzas de seguridad.
Si bien en distintos puntos del país el alza de los casos genera más preocupación que semanas atrás, lo que se defina en el Area Metropolitana de Buenos Aires volverá a ser un capítulo aparte dadas las diferencias que subyacen entre las tres administraciones. Mientras el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se apoya en lo que evalúa como una pronunciada baja de los casos y de la ocupación de camas UTI, y analiza mayores aperturas y ampliar el horario de funcionamiento de los gastronómicos, desde la Provincia advirtieron en las últimas horas sobre la necesidad de mantener los cierres estrictos para contener la segunda ola y dejar que avance el plan de vacunación.
"Creo que serían tres o cuatro semanas más de sostener este tipo de restricciones y ver si pasado ese tiempo tenemos una cantidad de inmunización suficiente como para poder empezar a pensar en una cosa distinta", dijo el viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, en Radio 10.
Para zanjar diferencias, en el Gobierno proyectan una reunión de Cafiero con sus pares Felipe Miguel (Ciudad) y Carlos Bianco (Provincia) para este viernes, en la previa a los anuncios.
Con la intención de no volver a firmar otro decreto, Fernández dictaminaría que el DNU dure tres semanas, a la espera de que el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, regrese de su viaje por Estados Unidos, y reúna los votos para una sesión en la que, imaginan en la Casa Rosada, podría ver la luz.
Pero eso sería recién el 22 de junio próximo, una eternidad en medio de las urgencias generadas por la pandemia.