Llegó con una valija llena de ilusiones e hizo estallar a un club sediento de éxitos y cansado de sufrimiento. El “Pelado” se ganó el cariño de todos los hinchas “cuervos”
A casi seis años del campeonato ganado de la mano del chileno Pellegrini, el equipo de Boedo se consagró otra vez.
La solidez defensiva, la efectividad de sus atacantes y la motivación del técnico al plantel fueron algunas de las claves del éxito.
Tiene un arquero de Selección: La llegada de Ramón Díaz al Ciclón le cambió la vida a Agustín Orión, quien pasó de ser suplente de Sebastián Saja a titular indiscutido, y hasta fue convocado por Basile para el amistoso ante Chile, en Mendoza. Cuando el equipo lo necesitó, apareció. Fue figura en los triunfos ante Newell's y Godoy Cruz, ambos como visitante.
Solidez defensiva: No es una cuestión de nombres. Juegue quien juegue, generar un mano a mano con Orión es casi una quimera. Cuando se lesionó Jonathan Bottinelli, hombre de Selección, surgieron Bianchi, Alvarado y hasta Voboril para cumplir al pie de la letra las indicaciones del Pelado. Además, renació futbolísticamente Sebastián Méndez, quien el año pasado estuvo muy cerca de retirarse. Hoy por hoy, el Gallego es, junto a Tula, un símbolo del líder.
Ledesma, el preferido: Lo primero que hizo Ramón cuando llegó a San Lorenzo fue encargarle a los dirigentes la incorporación del Lobo. Y el ex River y Argentinos no le falló. Aportó quite, presencia y es el patrón del mediocampo. Sus buenas actuaciones lo llevaron a la Selección. "Le debo mucho a Ramón", repite el volante.
Un plantel comprometido: En las 17 fechas del Clausura, el técnico jamás pudo repetir la misma formación. Sin embargo, cada uno de los que tuvo que jugar, cumplió. ¿Ejemplos? Alvarado: se mueve con comodidad en el medio junto a Ledesma, pero también actuó como defensor. En el torneo, Ramón Díaz ya utilizó 22 jugadores: Orión y Ferreyra son los únicos con asistencia perfecta.
Convicción: El equipo sabe lo que tiene que hacer apenas pisa el campo de juego. Es consciente de sus limitaciones. Explota la potencia de sus delanteros y se hace fuerte en el medio. Eso sí, en la defensa la consigna es clarita: sacarla bien lejos del arco de Orión. De cualquier manera. Sin ponerse colorado.
El poder del gol: Entre Gastón Fernández, Lavezzi y Silvera anotaron 18 de los 32 tantos del equipo. Por lesiones y suspensiones, Ramón Díaz pocas veces pudo poner en cancha el tridente. La Gata tiene 7, y todas sus conquistas sirvieron para victorias. Pero cuando el ex River no pudo, apareció el Cuqui para regalarle al Ciclón valiosos triunfos (doblete ante Godoy Cruz, en Mendoza).
En casa mando yo: San Lorenzo se hace fuerte en el Nuevo Gasómetro. Desde que asumió Ramón, el equipo disputó 9 partidos como local: ganó 8 y empató 1 (con River). Un dato: en el último partido del Apertura, el Ciclón (con Ruggeri como DT), cayó sorpresivamente ante Quilmes, el peor equipo de la temporada, por 4-2. ¿Dónde se jugó? En el Pedro Bidegaín.
Lavezzi, su debilidad: "Vale 20 millones de dólares", dijo Ramón Díaz apenas asumió. Mientras el delantero negociaba su incorporación a River, el técnico lo bancó: "Me parece bárbaro que no se entrene hasta que solucione su situación". Eso sí, cuando finalizó la novela, el Pelado lo puso a tiro. Le dio confianza. Y logró lo que parecía imposible: que los hinchas, enojados por el coqueteo del Pocho con el Millo, volvieran a enamorarse de él.
Sus rivales se cayeron: Cada vez que San Lorenzo perdió, Boca, Estudiantes y River no pudieron aprovecharlo. "Los contrarios se fijan más en nosotros que en ellos", decía Orión promediando el Clausura. Lo que sucedió en esta última fecha, es un claro ejemplo. El Ciclón había igualado el viernes con Argentinos y sus escoltas podían acortar la distancia. Pero Colón frenó a Boca y Racing hizo lo propio ante Estudiantes.
Un técnico ganador: "Quiero demostrar que no sólo en River se pueden conseguir títulos", dijo Ramón Díaz apenas asumió. Y en su primera experiencia lejos del Monumental pisó fuerte. Con sus picantes declaraciones le devolvió la alegría a los hinchas azulgranas. Revalorizó el plantel, algo impensado meses atrás. Además, la Selección Argentina convocó, después de mucho tiempo, a cuatro futbolistas del Ciclón: Orión, Jonathan Bottinelli, Ledesma y Lavezzi. Otro poroto para el Pelado. "Estoy en San Lorenzo para ser campeón", afirmó. El gran motivador del fútbol argentino derrocha confianza.
Además pudo demostrar que lo de River no fue casualidad. Lo que se dice un gran campeón.
La gran carta de este campeón. Vino con la ilusión de sacar a un equipo que estaba muy mal anímicamente. Le hizo bien tanto a San Lorenzo, como al torneo, con sus suspicacias, bromas y apuestas.
Durante el torneo absorbió toda la presión de tener que sacar campeón a un plantel diezmado. De esta manera los jugadores se dedicaron a jugar y olvidaron los insultos que adornaban las concentraciones tan sólo 6 meses atrás.
Ramón siempre tuvo la espina clavada de tener que demostrar su estirpe como DT. Sus únicos laureles eran los títulos conseguidos con River, donde los jugadores de buen pie sobraban, y todo se hacía más fácil. Pero ahora con un plantel mucho más acotado y sin tanta riqueza logró el campeonato.
Uno no puede dejar de lado el buen tino en las tomas de decisiones del entrenador. Optando por el “Tridente Ofensivo”, o moviendo fichas entre partido y partido, Ramón demostró esa muñeca para que todos los jugadores se sientan titulares. Un vestuario tranquilo y con estirpe ganadora.
La motivación también fue clave. Desde una camioneta, hasta un alabo. Los delanteros se sintieron los mejores del mundo, los defensores los más férreos, el mediocampo se creía una fiera. No es que los jugadores sean malos, o buenos, o nada por el estilo. Es que el DT les estuvo atrás desde el comienzo, demostrándoles que se podía.
Si hay algo que decir es que Ramón le vino muy bien al torneo. Con su chispa, con su histrionismo y con todo lo que aporta un personaje odiado por muchos y amado por otros, pero en definitiva campeón.