Fue escrachado por los padres de las víctimas del boliche incendiado. Le arrojaron fotos con la cara de los chicos muertos y debieron custodiarlo personal de seguridad
El ex jefe de Gobierno Aníbal Ibarra regresó hoy al centro de la política porteña de la mano de los votos que obtuvo su candidatura a legislador, pero ya tuvo
muestras de que seguirá cargando sobre sus espaldas "la cruz de Cromañón".
Es que Ibarra debió afrontar Ibarra un "escrache" de padres de las víctimas del boliche incendiado en Once en el propio lugar al que acudió a votar, en el barrio
porteño de Villa Ortúzar.
"Sabíamos lo que pasaba pero preferimos no usar el auto para evitar males mayores y que alguien saliera lastimado", señaló Ibarra y agregó que la decisión fue acertada porque "todo no pasó de gritos e insultos".
Ibarra consiguió ingresar al establecimiento escolar sin inconvenientes pero a la salida unas 20 personas lo insultaron y le arrojaron carteles y afiches con fotos de las víctimas de la tragedia de Cromañón.
Por el asedio de la gente, el ex jefe de Gobierno no pudo subir al auto que lo aguardaba y tuvo que ser custodiado por efectivos de infantería para evitar incidentes mayores, en medio de gritos e insultos de los manifestantes.
Entre los manifestantes se encontraba Ricardo Righi, padre de Emiliano, una de las víctimas de Cromañón, quien explicó que la intención de la protesta fue "mostrarle a Ibarra en la cara el dolor de los familiares y para que se haga cargo de lo que hizo,
pero demostró que no tiene vergüenza".
"Cromañón es la marca que llevás en tu espalda. Nosotros los padres te lo haremos recordar siempre. Los hombres de bien asumen responsabilidades, los cobardes no", afirmaba uno de los carteles.
Sin embargo, Ibarra puntualizó que "de todas maneras, lo importante fue que en un día de elecciones se trató de ir a votar y saber dónde estamos parados".