La principal economía latinoamericana, gobernada por el polémico Bolsonaro, parece empezar a pagar con vidas la estrategia errática de su presidente
El gigante Brasil, con unos 211 millones de habitantes, tiene un presidente que desde el inicio de la pandemia de COVID-19 mantuvo una estrategia errática, violando en público y adrede la cuarentena pensada para tratar de atenuar los contagios, y peleándose con los principales gobernadores de ese país enorme sobre cuál es la mejor forma de no terminar convirtiéndose en una de las naciones con más muertes por coronavirus.
La estrategia hasta ahora parece haber sido un desastre: el principal socio comercial de la Argentina ya tiene casi 30 mil muertos por Covid-19 y es el cuarto país del mundo con más víctimas fatales, detrás de Estados Unidos, Reino Unido e Italia. Algo impensado un mes atrás.
Brasil sufrió más de 950 víctimas mortales en las últimas 24 horas. Y cerca de 14.000 muertes con sospecha de padecer el virus nunca se comprobarán, porque el Estado ni siquiera tomó los recaudos básicos para obtener información confiable, denuncian desde la oposición brasileña.
También sumó 33.274 contagios en las últimas 24 horas, un nuevo récord para una sola jornada, y ya se acerca al medio millón detectados: son ya 498.440 diagnósticos positivos.
El país confirmó el viernes 1.000 nuevas muertes por la covid-19, acumulando una racha de cuatro días consecutivos con ese ritmo de víctimas mortales. Este sábado se rompió esa tendencia, pero con esta cifra de muertes acumuladas, Brasil ya supera a España y a Francia, y se convierte así en el cuarto país del mundo con más decesos hasta la fecha. El gigante sudamericano sumó 26.928 nuevas infecciones confirmadas en la última jornada, un récord desde el inicio de la crisis —y un dato ciertamente subestimado por la falta de pruebas masivos—.
El mermado Ministerio de Salud, que trabaja con sustitutos e interinos en puestos clave desde el segundo cambio de titular efectuado por el presidente a principios de mes, ha reconocido que la curva de la pandemia “permanece en una línea ascendente”. Mientras tanto, Estados y ciudades anuncian planes de reapertura económica.
Las autoridades sanitarias hicieron un balance del número de tests realizados en el país: tan solo 930.013 pruebas, sumando laboratorios privados y públicos, o cerca de 4.428 test por millón de habitantes. La tasa de pruebas por tamaño de la población es más de diez veces menor que la de Estados Unidos o Reino Unido, países que encabezan el ránking de víctimas en el mundo.
Las cifras presentadas por la cartera brasileña también dejan claro que la toma de muestras en Brasil ni siquiera logra alcanzar a los pacientes graves con sospecha de haber contraído la enfermedad. Por los registros, desde el inicio de la pandemia, 41.621 personas han muerto presentando un cuadro de síndrome respiratorio agudo grave (SARS), una complicación frecuente provocada por el nuevo coronavirus. El ministerio ya sabe que 22.543 de esas muertes han sido, efectivamente, provocadas por la covid-19, y está investigando 4.245 decesos. Sin embargo, las causas de otras 14.373 muertes jamás serán especificadas, aunque todo apunta a que fueron provocadas por la pandemia: 2020 ya ha superado de largo el total de muertes de SARS de los años anteriores.
Según el ministerio, el motivo por el que esos casi 15.000 fallecimientos estén en el limbo es un fallo en las pruebas: o no se tomaron las muestras o, si se tomaron, el proceso no se llevó a cabo correctamente, lo que impidió que se analizaran. De haberse realizado debidamente los tests, la suma de los fallecidos alzaría a Brasil a la cuarta o incluso a la tercera posición entre los países con más víctimas de la pandemia.
La precariedad de los números es solo una de las facetas de la crisis que golpea al país de forma muy desigual. En la ciudad de São Paulo, la más poblada del país y que prepara un plan de reapertura económica aún teñido de dudas, las muertes todavía no han empezado a disminuir y se concentran en las franjas pobres del territorio.
En el mapa brasileño, la situación tampoco es homogénea. Pese a que casi el 70% de los municipios brasileños ya afrontan la enfermedad, las situaciones más graves se concentran en los Estados de São Paulo y Río de Janeiro, en la región sudeste, que siguen liderando el número de muertes, y en ocho Estados más del norte y del noreste del país. Las regiones sur y centro-oeste sufren, de momento, un nivel más bajo de contaminación por el virus Sars-Cov-2.
Entre los fallecidos por coronavirus, el 70% tenía más de 60 años, y un 62% presentaba al menos un factor de riesgo.