Afecta sobre todo obstetras, psiquiatras y personal de cuidados intensivos. El 90% señaló que es adictivo y dañino, pero solo el 6% conoce recursos para dejarlo
Según un estudio realizado en la provincia de Buenos Aires, el 32 por ciento de los médicos fuma, aún sabiendo mejor que nadie el daño que el hábito causa en ellos y en su entorno.
La adicción afecta más a los obstetras, a los médicos que se dedican a cuidados intensivos y a los psiquiatras, según surge de una investigación coordinada por los doctores Gustavo Zabert, Fernando Verra y Alejandro Videla.
La misma fue realizada en 8 hospitales bonaerenses, con la colaboración de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria y la Sociedad de Tisiología y Neumonología.
Sus resultados fueron tan contundentes que médicos de todo el mundo los discutieron en un congreso en Estados Unidos el fin de semana pasado.
Los investigadores entrevistaron durante 2005 y 2006 a 1.336 médicos. Y encontraron que el 55 por ciento había fumado en forma regular durante algún período de su vida, que el 32 por ciento fumaba al momento de responder el cuestionario y que el 25 por ciento lo hacía a diario.
Como si faltara algo, el 40 por ciento reconoció que se fuma en los hospitales a pesar de las normas que lo prohíben.
"Lo más crítico es que el médico que fuma reconoce menos los daños que produce el tabaco y considera menos dañino de lo que es el tabaquismo pasivo. Su condición de fumador influye en su opinión y está menos motivado para ayudar al paciente a dejar de fumar", asegura Alejandro Videla, del Servicio de Neumonología del Hospital Austral.
"El consumo de tabaco en los agentes de salud es preocupante porque el mensaje que transmiten a la sociedad es más potente que el que verbalizan. Aún cuando recomienden dejar de fumar, la fortaleza y la efectividad del consejo se reducen si son fumadores", coincide Gustavo Zabert. "Para colmo, los demás profesionales de la salud también fuman mucho, en particular enfermeros y trabajadores de la salud mental", dice.
Las contradicciones de los médicos quedaron reflejadas en el estudio: el 90 por ciento reconoció que fumar es adictivo y dañino, pero apenas el 6 por ciento demostró conocer los recursos que hay disponibles en Argentina para ayudar a un paciente a dejar el cigarrillo.
Y sólo el 24 por ciento dijo haber recibido información sobre el tabaco durante su formación.