Los casos diagnosticados se multiplicaron por cuatro en los últimos cinco años. Las razones del regreso de una de las enfermedades más temidas
A pesar de tratarse de una enfermedad de otros siglos, la sífilis vuelve a estar entre nosotros.
Los diagnósticos se cuadruplicaron en los últimos 5 años.
En Argentina, la tasa de casos reportados se cuadruplicó entre 2013 y 2018 (creció un 330%: pasó de 11,7 a 50,4 cada 100 mil habitantes), con un pico en el grupo de los jóvenes de 15 a 24 años. En 2018 se notificaron 22.428, casi un 16% más que en 2017. También crecen año a año los casos de sífilis congénita (transmitida de madre a hijo durante el embarazo). En 2018 hubo 22.428 contagios: casi 16% más que un año atrás, según cifras oficiales. Y el pico se da en los menores de 24 años. Se atribuye al menor uso del preservativo.
El pico de la enfermedad se da en el grupo de 15 a 24 años. En el sector de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) del Hospital Muñiz abrieron el 2 de enero un registro para todos los casos de sífilis que diagnostican. “Estamos viendo unos 50 por mes de sífilis infectante.
Y por cada uno se calcula que hay 10 no detectados. Es una barbaridad”, advirtió Viviana Leiro, miembro del servicio de Dermatología (donde está el consultorio de ETS).
Algunos llegan con chancros (lesión en los genitales, el ano o la boca), otros con manchas rojas en diferentes partes del cuerpo, y están quienes no tienen síntomas, pero buscan tratamiento porque tuvieron relaciones sexuales con una persona infectada. Usualmente reciben allí de uno a dos casos diarios.
Según Omar Sued, titular de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y director de Investigaciones Médicas en la Fundación Huésped, el alza “se está viendo desde hace varios años en hombres que tienen sexo con hombres, en mujeres transgénero y también en la población en general”. “El personal de salud percibe un aumento en toda la población y especialmente en gente joven. La sífilis no discrimina: como el VIH, se encuentra en cualquier estrato social”, añade Analía Urueña, infectóloga de Helios Salud e integrante de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE).
Las estadísticas del Hospital Muñiz -especializado en enfermedades infecciosas- dan cuenta del avance: entre 1998 y 2008 registraron 1.541 casos de sífilis temprana (dentro del primer año de adquirida la infección), una cifra cercana a los 1.236 diagnosticados de 2014 a 2017, en apenas la tercera parte del tiempo. El promedio anual de ese trienio da 412. En 2018 hubo 481 casos. El registro abierto este año contabilizaba 376 a mediados de este mes, cuando todavía faltaban más de cuatro meses para abrir un archivo nuevo. La situación se replica a nivel mundial. El descenso constante de los casos en el último tercio del siglo XX se revirtió. En Europa también se registra un aumento en la última década. En 2017, la tasa se disparó 70% respecto de 2010. Y, por primera vez desde inicios del milenio, el viejo continente registró más casos de sífilis que nuevas infecciones por VIH, según un informe reciente del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC).
¿Cómo se explica que la sífilis, que en los siglos XV y XVI afectaba al 15% de la población europea, reemerja con fuerza en pleno siglo XXI, cuando se sabe que una conducta sexual segura previene la transmisión?
“Las razones incluyen cambios en las conductas sexuales, el uso de drogas de diseño y, sobre todo, la reducción de las medidas de protección en las relaciones sexuales. Este cambio ha coincidido con la mejoría en el pronóstico de las personas con VIH, que parece haber llevado a una cierta 'relajación' en las medidas de prevención”, dice el Boletín sobre el VIH, sida e ITS de 2018 de la Secretaría de Salud.
“Los menores de 30 y los mayores de 50 prácticamente no usan preservativo. Los menores porque no vivieron la peor etapa del VIH y el sida y los mayores porque nunca lo usaron y ahora les cuesta adaptarse. El uso de alcohol y otras drogas legales e ilegales también tiene muchísimo que ver. A veces vienen al consultorio con una ETS, les preguntás cómo la contrajeron y no se acuerdan ni cómo, ni con quién estuvieron, ni con cuántos, ni siquiera si lo disfrutaron. Y hay otra moda llamada chemsex, el uso de drogas potenciadoras para poder tener sexo con más de una persona durante varios días, que si bien en Argentina no se ve mucho, también se practica”, comenta Leiro.