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Iglesia: "La desigualdad social es grande y peligrosa"
Lo advirtió el presidente de la Conferencia Episcopal en la Semana Social, junto a políticos, empresarios y gremios. Preocupación eclesiástica
30 de junio de 2019
La Iglesia católica argentina está muy preocupada por el deterioro social en la Argentina.
El presidente de la Conferencia Episcopal, el obispo Oscar Ojea, advirtió que “el grado de desigualdad social en que estamos sumergidos es muy grande y peligrosísimo para nuestro futuro”.

Llamó a "recuperar la pasión para poder afrontar el desafío que nos presenta en este tiempo sumamente difícil y duro para los argentinos”.

Ojea lo dijo en la apertura de una nueva edición de la tradicional Semana Social que anualmente organiza la Iglesia en Mar del Plata, y de la que participan políticos, dirigentes empresarios y sindicalistas. Esta vez tiene como tema “Trabajo: Clave para el desarrollo humano integral”.

Entre las autoridades presentes se contaron el ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Joaquín de la Torre; el secretario de Culto de la Nación, Alfredo Abriani; el intendente de Mar del Plata, Carlos Arroyo, además del ex ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y el titular de la Pastoral Social, el obispo Jorge Lugones.

“Las causas estructurales de la pobreza residen ante todo en la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera. Esta autonomía está defendida por ideologías que niegan el derecho de control de los Estados encargados de velar por el bien común”, afirmó Ojea.

“Esto –aclaró- no significa condenar al capitalismo, lo que la Iglesia rechaza es la absolutización ideológica del mercado, el que este se convierta de medio en fin y que se lo propugne como autorregulado y aún como regulador de toda la vida social.

Por eso, consideró que se debe "acompañar el esfuerzo impresionante que está haciendo el Papa Francisco como líder mundial, buscando establecer normas éticas en el sistema financiero internacional. Acentuando la responsabilidad de los Estados Nacionales para poner límites al poder de las empresas multinacionales”.

“Un ejemplo plausible de este pensamiento es la convocatoria a los economistas para el mes de marzo en la ciudad de Asís, ciudad símbolo de encuentro y fraternidad, para buscar los caminos de humanización de este sistema capitalista que vivimos para construir una economía en función del hombre y no la de poner al hombre al servicio de la economía”, señaló.

Dijo que “el Santo Padre piensa que esto abrirá el camino para la creatividad de la acción política a la que él siempre coloca por encima de la economía ya que ésta se ocupa de los medios y la política de los fines".