Arrinconado por presiones, Paul Wolfowitz negocia los términos de su renuncia a la presidencia del Banco Mundial. Su gestión habrá sido una de las más breves del organismo
Por más que lo intentó, la Casa Blanca no pudo contra las presiones internacionales y, finalmente, debió aceptar la salida de Paul Wolfowitz del Banco Mundial.
El ejecutivo ya negocia, a través de sus abogados, los términos de su renuncia. Su gestión, de poco más de 25 meses, será recordada como una de las más breves y polémicas en las seis décadas de historia del organismo financiero.
Wolfowitz es uno de los principales halcones neoconservadores de Washington, pero la Casa Blanca no pudo ayudarlo cuando se vio rodeada por los otros 23 miembros del directorio ejecutivo del BM que pedían su cabeza.
Su salida comenzó a gestarse cuando, a fines de marzo, una ONG divulgó que desde su llegada a la presidencia del BM había conseguido un aumento del 52 por ciento en el salario de su novia.
Según revelaban los documentos internos, el ex número dos del Pentágono se había aprovechado de las normas que sugerían el traslado de la libia Shaha Riza para evitar un conflicto de intereses, y había logrado ubicarla en el Departamento de Estado, con una serie de bonificaciones que llevaron su sueldo hasta los 193.500 dólares anuales, por encima del de su nueva jefa, Condoleezza Rice.