Las revelaciones del ex funcionario K complican cada vez más a Cristina Fernández, quien sigue aferrada a sus fueros para no caer detenida. El esquema de la corrupción kirchnerista
El esquema de corrupción construido por el kirchnerismo se empieza a derrumbar como una castillo de naipes.
Ahor, el ex secretario de Obras Públicas José López hizo una larga confesión en que admitió ser el recaudador de Néstor Kirchner primero, y Cristina Fernández después, bajo la coordinación de Julio de Vido, de las coimas que pagaban los empresarios.
López coordinada un esquema paralelo al que lideraba Roberto Baratta con los contratos de la energía.
En su declaración como arrepentido, el hombre que arrojó bolsos con 9 millones de dólares a un convento, involucró a Cristina Kirchner en el sistema de recaudación de plata negra entre los empresarios.
Por el valor de la información que aportó, la Justicia lo sacó de la cárcel de Ezeiza que compartía con otros kirchneristas para evitar represalias.
Hay temor entre muchos gobernadores e intendentes por las revelaciones que López pueda hacer sobre las obras repartidas.
El ex secretario de Obras Públicas es así el nuevo arrepentido en la causa de los cuadernos de las coimas.
Habló el viernes seis horas frente al fiscal Carlos Stornelli.
Hasta ese momento, las revelaciones más impactantes sobre un caso que está haciendo temblar al poder político, el empresariado, a parte del Poder Judicial y al Senado de la Nación las había pronunciado el ex titular del Órgano de Control de Concesiones Viales (OCCOVI), Claudio Uberti, el primer “imputado colaborador” que fue funcionario del gobierno de Cristina Kirchner.
A pesar de que los investigadores del expediente no revelan detalles de lo relatado por López, Clarín pudo reconstruir que el ex secretario de Obras Públicas realmente se convirtió en “arrepentido” porque habló, y mucho, frente a Stornelli.
López había sido citado en calidad de imputado en esta causa para que respondiera preguntas de las autoridades judiciales. Esa primera vez se negó a hacerlo.
Pero días después, frente al fiscal, y junto a su abogado, el defensor oficial Gustavo Kollman, el segundo ex miembro del gobierno de los Kirchner que revela secretos de esta historia sorprendió a quienes llevan adelante esta pesquisa.
Habló de Cristina Kirchner, su jefa, y también dio su versión de qué fue lo que pasó en aquella madrugada delirante en la que fue descubierto por la Policía Bonaerense intentando esconder seis bolsos con alrededor de nueve millones de dólares en un convento en General Rodríguez. Armado con un fusil.
Y confesó que él mismo, siendo funcionario nacional de importancia, fue al mismo tiempo recaudador para el Gobierno K de millones en sobornos que le pagaban diversos empresarios de la construcción. Los nombres que dio se desconocen.
Se trata de un nuevo golpe que podría complicar la situación procesal de la principal imputada en el caso, la ex presidenta Cristina Kirchner.
Ante Stornelli, una especie de orfebre judicial de la palabra, López dijo que cumplió el rol de valijero, pero a una escala desconocida hasta el momento.
A pesar del hermetismo de los investigadores, era evidente que la declaración de López había sido muy importante. La profundidad y la gravedad de los hechos confesados por López se transformaron en evidentes cuando se supo que Stornelli, junto al presidente del tribunal oral número 1, José Michellini, quien juzga al ex funcionario por enriquecimiento ilícito mientras él está preso con preventiva, aceptaron que quien manejó el dinero monumental de la obra pública K pase a formar parte del “Programa Nacional de Protección de Testigos”, liderado por Juan José Benítez, secretario de política criminal del Ministerio de Justicia.
López dejó la cárcel de Ezeiza, lugar en el que pensó en solitario qué hacer desde cayó preso con los bolsos con dólares y su metralleta en General Rodríguez, hace ya más de dos años.
En su primera exposición pública en el juicio oral por su enriquecimiento ilícito, el ex secretario de Obras Públicas, tal vez dio la primera señal de que “cantaría” en la causa de los “cuadernos K”. Dijo que el dinero que quiso esconder en un convento “era de personas de la política·. Y aseguró que temía por la seguridad de su familia y por la suya propia. Ahora está detenido en un lugar desconocido, protegido por el grupo del Servicio Penitenciario especializado en cuidar a testigos de importancia como él, llamado “Los Lobos”.
López confesó que formó parte del sistema de recaudación ilegal que se repartía “para arriba” en base a diversas fuentes de ámbitos vinculados a esta causa.