Se trata del primer directivo de empresa que admite un secreto a voces durante el kirchnerismo. A De Vido le decían "celular", porque con él primero había que "poner el 15 (%)"
Durante el kirchnerismo la broma que circulaba en ámbitos empresariales era que a Julio De Vido, el todo poderoso ministro de Planificación Federal durante los 12 años y medio de los Kirchner en el poder, le decían "celular", porque primero había que poner "un 15 (%)" de coima para acceder a las obras públicas.
Con los 'cuadernos de la corrupción' escritos en forma minuciosa por Oscar Centeno, chofer durante años del segundo de De Vido, Roberto Baratta -quien está de nuevo en prisión -como su jefe-, se echan luces sobre el entramado de corrupción casi sin precedentes en la Argentina liderado por Néstor Kirchner y Cristina Fernández entre 2003 y 2015, y que tendría como antecedente la forma en que gobernaron y se hicieron millonarios en Santa Cruz, la provincia que les sirvió de globo de ensayo para lo que luego aplicarían a nivel nacional.
La ley del silencio u 'omertá' es el código de honor siciliano que prohíbe informar sobre las actividades delictivas consideradas asuntos que incumben solo a las personas implicadas.
El problema, para ese modus operandi de corrupción, es que la 'omertá' entre coimeadores y coimeros se empieza a derrumbar: Juan Carlos De Goycoechea, el ex CEO de Isolux que declara como arrepentido en la causa de los cuadernos K, reconoció en una foto a Baratta parado en la puerta de su estudio jurídico.
Y al bolso que lleva en su mano como el mismo donde depositó sobornos por varios millones de dólares.
Es un dato fundamental para que la Justicia pueda probar el sistema de coimas con el que los Kirchner habrían recaudado una fortuna.
El juez federal Claudio Bonadio citará a declarar a más empresarios de la construcción y, la semana que viene, pedirá el desafuero de Cristina. El peronismo se resiste a esa medida, pero el martes aceptaría en el Senado que el juez allane sus tres casas: las que tiene en Recoleta, Río Gallegos y El Calafate.
El remisero que transportó millones de dólares de la corrupción K en bolsos, Oscar Centeno, no solo anotó los detalles de esas travesías alucinantes en cuadernos anillados. También le sacó fotos y grabó en video a su jefe, el ex funcionario relevante Roberto Baratta, mientras pedía y se llevaba el dinero de las oficinas de empresarios.
Las pruebas del “caso cuadernos” exceden a las anotaciones del chofer del ministerio de Julio De Vido.
El expediente es una investigación judicial de siete meses, que logró recolectar muchas pruebas que exceden por mucho a los textos redactados por el remisero meticuloso e incluso a la declaración formal de Centeno ya como “arrepentido”.
El viernes, uno de los detenidos en la causa por orden del fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadio llegó a los tribunales junto a su abogado y decidió también a acogerse a la figura legal llamada en la jerga jurídica como “imputado colaborador” o, en la de la calle, como “arrepentido”.
Goycoechea es el ex director de una multinacional de la construcción y la energía llamada Isolux Corsán.
Esa empresa, con sede en España, ganó multimillonarios contratos con la gestión K y también hizo negocios vinculados al Estado con una compañía de la familia del presidente Mauricio Macri, en este caso la constructora IECSA.
Se trata del primer empresario “imputado colaborador” de la historia de la Argentina que se acoge a esa figura para confesar delitos pero ayudando a la Justicia, por lo que obtiene a cambio un beneficio en su situación procesal. Goycoechea no solo le ratificó al fiscal Stornelli que era cierto que él, pero en nombre de la empresa que dirigía, Isolux Corsán, le había pagado coimas a Baratta.
Pero sobre todo reconoció que Centeno no solo seguía inscribiendo sus vivencias en los cuadernos, sino que también tomó imágenes de algunos de los momentos del reparto del dinero.
El ex directivo de Isolux Corsán le aseguró a la Justicia que una de las fotos que el remisero le sacó a Baratta mientras esperaba por el pago de un soborno era una imagen absolutamente cierta. La puerta a la que el funcionario había llegado con un bolso es el domicilio de su estudio de abogados, dijo el empresario.
De Goycochea fue despedido de Isolux Corsán acusado de cometer irregularidades con el dinero de la compañía.
El ex directivo empresarial le afirmó a la Justicia que la oficina central ubicada en España era la que ordenaba que las coimas sean entregadas a Baratta.
De Goycochea, como Centeno, confesaron ante el fiscal y el juez que fueron parte de la red de reparto de dinero “negro” que se instrumentaba por orden de Baratta.
La mayoría de los detenidos no conoce bien cuáles son las pruebas en su contra que se tramitan en un expediente que quema y quemará, y que por estas horas está bajo secreto de sumario.