En el juicio por el crimen de Fernando Pastorizzo, el fiscal consideró que el asesinato fue agravado por el vínculo de noviazgo, a pesar de que la acusada negara que existiera esa relación
Finalmente, Nahir Galarza declaró ayer durante dos horas para negar una relación de noviazgo con la víctima, Fernando Pastorizzo, y asegurar que los tiros habían salido del arma homicida por accidente. Unas horas más tarde, la fiscalía y la querella dieron su alegato y pidieron prisión perpetua para la chica. El veredicto se conocerá el martes próximo.
La acusada contó que a Fernando lo conoció es su propia fiesta de 15, que ella no lo había invitado, sino que les dijo a sus amigas y amigos que les avisaran a otros chicos para que fueran también a su celebración: “El salón era grande y yo no tenía tantos amigos”, explicó. Dijo que a partir de allí se lo cruzó en algunos boliches, aunque al principio él tenía una novia. Con el tiempo la relación creció y ella reconoció que fue con él con quien tuvo relaciones sexuales por primera vez.
A partir de ahí, cuando iban menos de 10 minutos de testimonio, la acusada comenzó a relatar el calvario que dice haber vivido con Pastorizzo: lo acusó de violento, drogadicto, maltratador, alcohólico y acosador.
Silvia Mantegazza, mamá de Fernando, se tomaba de la mano de su hija Carla Pastorizzo, sentadas en el primer banco de la sala, a menos de 3 metros de Nahir. Gustavo, padre de la víctima, miraba alrededor como si buscara ojos cómplices. Sus dientes le apretaban el labio inferior y sonreía: “Yo no lo puedo creer”, susurraba sin parar. Negaba con la cabeza.
Galarza se secó las lágrimas con un pañuelito. Lo hacía a medida que contaba que su “amigo” la golpeaba o la humillaba. Sobre el final del relato, contó lo que sucedió la madrugada del homicidio. Sostuvo la versión de su segunda declaración policial y aseguró que todo fue un accidente.
Repasó que esa noche fue a la casa de Pastorizzo con un remís, a buscar un cargador de celular que se había dejado allí. Que volvieron a su casa y tuvieron sexo. Que luego él le recriminó por sus relaciones con otros chicos y agarró el arma del oficial Galarza -padre de Nahir-. Según ella, quedaba siempre arriba de la heladera. “Me apuntó a la panza y me dijo que no dijera nada, que no gritara porque iba a matar a alguien”, reconstruyó ayer.
Según el relato de la joven, se subieron a la moto y salieron sin rumbo fijo, mientras Pastorizzo manejaba muy rápido y ella se agarraba de él. “Le saqué el arma y él se da cuenta de eso. Entonces frena y ahí me quedé aturdida. Nos caímos los dos para el costado y enseguida me alcanzo a levantar y entonces me quedé aturdida de vuelta”. Un disparo, y después el otro. “Fueron dos segundos nada más. Todo fue muy rápido. No podría describir cómo me sentía. Tenía la mente en blanco, nerviosa. Nunca me había imaginado una cosa así”, remarcó Nahir.
El relato de la joven sobre cómo fue que mató ya había sido cuestionado días atrás por peritos que afirmaron no haber visto nunca una situación en la que a alguien se le escapen dos tiros.
La joven -que se negó a recibir preguntas- recordó ayer también que no ayudó a Fernando, no lo levantó, no llamó a la Policía ni alertó a nadie para que lo ayudaran. Se fue caminando a su casa, dejó el arma donde la habían sacado y se encerró en su habitación. Lo primero que recibió fue la llamada de la madre de Fernando, que le contó lo que había pasado. “Yo sabía que había recibido un disparo, pero no dos. Si estás herido no significa que vas a morir. Nunca lo pensé. Me enteré cuando me llamó la mamá de Fernando. Se me paró el corazón”, aseguró la joven y cerró: “Todos los días tengo la culpa de haber agarrado el arma y no haber dejado que las cosas pasaran de otra forma. No me imaginé nunca que las cosas hubieran pasado así. Nada más”. Se levantó y, escoltada por la Policía, salió de la sala.
Los padres de la imputada estuvieron en los Tribunales, pero no se los vio. Quedaron alojados en una sala en la que después de la declaración de Nahir se encontraron ra hablar los tres. Eso ocurría mientras los fiscales y la querella pronunciaban sus alegatos.
Fue allí cuando el fiscal Sergio Rondoni Caffa pidió a los jueces la prisión perpetua para Galarza. Aseguraron que había un vínculo entre la acusada y la víctima, lo que genera el agravante.
Las querellas (tanto la que representa al padre como a la de la madre de Fernando) pidieron también la misma pena y le sumaron el agravante de la alevosía. Consideraron que Nahir planificó el crimen, que engañó a la víctima, que lo traicionó y que le disparó por la espalda, a quemarropa. También, creen que hubo indefensión de Fernando y que ella eligió la zona donde cometer el asesinato: un lugar oscuro, muy poco transitado, en el que hay más galpones vacíos que vecinos.