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21 de noviembre de 2024
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¿Qué es la depresión?
Los términos depresión y melancolía, y otros, han sido utilizados durante más de dos milenios con relación a toda una serie de diferentes estados de aflicción
11 de mayo de 2007
Por Carina Barber

Sentirse melancólico o deprimido no supone necesariamente una enfermedad mental. Sólo cuando estos sentimientos se prolongan o se agravan pueden empezar a ser valorados como patológicos, e incluso entonces estos estados afectivos tendrán que ir acompañados de otros síntomas para que sean calificados como tales.

Desde una perspectiva clínica, el término depresión se utiliza en tres sentidos: síntoma, síndrome y enfermedad.

La depresión como síntoma es una afección del estado de ánimo que engloba sentimientos negativos tales como tristeza, desilusión, frustración, desesperanza, debilidad, inutilidad, y puede formar parte de la clínica de otros trastornos psíquicos. En un sentido amplio puede ser caracterizado por la vivencia de tristeza o de "sentirse deprimido".

La depresión como síndrome agrupa un conjunto de síntomas psíquicos y somáticos o físicos (tristeza patológica, inhibición, sentimientos de culpa, minusvalía y pérdida del impulso vital) que configura el diagnóstico clínico y psicopatológico.

La depresión como enfermedad configura una entidad individual que es definida a partir del síndrome clínico y en la que puede ser delimitada una etiología o causa, una clínica, un curso, un pronóstico y un tratamiento específico.

El Comité para la Prevención y Tratamiento de las Depresiones (PTD) define la depresión como un síndrome que agrupa síntomas somáticos y síntomas psíquicos en torno a un núcleo central, en el que encontramos la tristeza patológica, la pérdida de impulsos, el vacío, etc., que determina un estado de ánimo de tipo negativo característico. Se establece sobre un trastorno biológico en el que intervienen fundamentalmente alteraciones de la neurotransmisión a nivel del contacto entre las neuronas del Sistema nervioso central. Esta alteración es reversible.

En el lenguaje actual de la Psiquiatría, la depresión o el síndrome depresivo hay que situarlo bajo el epígrafe de Trastornos depresivos.

En las más recientes clasificaciones psiquiátricas, los trastornos depresivos están clasificados dentro de los trastornos del estado de ánimo o trastornos del humor (afectivos).

La depresión es un trastorno mental afectivo caracterizado por la presencia de síntomas como la tristeza, la pérdida de interés y la incapacidad para experimentar sentimientos de placer que se hace crónica en la mayor parte de los pacientes y que evoluciona en episodios recurrentes.

Durante un episodio depresivo típico, el paciente sufre una bajada del estado de ánimo y una disminución de la energía y la actividad. La capacidad para disfrutar, el interés y la concentración también disminuyen. Tras realizar el mínimo esfuerzo, la persona se siente cansada, padece insomnio y pérdida de apetito. Las personas con depresión ven afectadas su autoestima y su autoconfianza y, generalmente, tienen sentimientos de culpabilidad.

Los episodios depresivos se clasifican como leves, moderados o graves, según el número de síntomas y su gravedad. En un episodio leve, en general, el paciente puede llevar a cabo la mayoría de sus actividades de la vida diaria. En un episodio moderado tiene grandes dificultades para llevar a cabo sus actividades diarias. En un episodio grave, la mayoría de los síntomas están presentes de forma intensa y las ideas de suicidio y otros intentos de autodaño son frecuentes.