El presidente Macri encabezará este domingo a las 17 la inauguración oficial junto a mandatarios de los países que integran el Mercosur, en el flamante Centro de Convenciones de Buenos Aires, en medio del temor de que grupos globalifóbicos intenten protestar para sabotear el encuentro
La Undécima Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) arrancará este domingo en Buenos Aires en medio de presiones de países desarrollados, en especial Estados Unidos y China, por ampliar su porción de poder económico, y la expectativa de naciones emergentes, como la Argentina, de dar pelea de igual a igual en sectores clave, con agricultura a la cabeza.
Rodeados de un amplio operativo de seguridad que incluirá el "cierre" de varias manzanas clave del Bajo porteño y Recoleta, unos 3.500 representantes de las 164 naciones que integran la OMC mantendrán su primera reunión luego de que Donald Trump asumiera en forma sorpresiva al frente de los Estados Unidos, y pusiera a esa organización como blanco de su amplio abanico de críticas.
Trump considera que la OMC es incapaz de impedir prácticas desleales, por lo que prometió una actitud "más agresiva" para defender los intereses de Estados Unidos, en especial frente a la avanzada de China, en patentes y "dumping social".
El presidente Mauricio Macri encabezará este domingo a las 17 la inauguración oficial junto a los presidentes de los países que integran el Mercosur en el flamante Centro de Convenciones de Buenos Aires, que estará casi blindado, ante el temor de que grupos globalifóbicos intenten protestar.
Macri aprovechará la presencia de más de 3.500 representantes de todos el mundo para insistir en que la Argentina cambió, busca integrarse y recibirá con los brazos abiertos y reglas de juego claras a quienes decida hacer llegar sus inversiones.
Los ministros del Mercosur -negocia su asociación con la Unión Europea, que acaba de sellar un acuerdo con Japón- son en líneas generales pesimistas sobre el logro de resultados concretos que permitan mejorar el rol de la región en el comercio mundial.
Incluso, el propio director general de la OMC, el brasileño Roberto Azevedo, reconoció que en el cónclave se deberán afrontar en apenas cuatro días demasiados temas clave sobre los cuales no hay grandes acuerdos a la vista.
Este domingo, a las 12:00 en el hotel Hilton -una de las sedes del encuentro internacional donde también se realizarán las sesiones plenarias- la ex canciller argentina y presidenta de la conferencia, Susana Malcorra, brindará una conferencia de prensa junto a Azevedo.
Por el lado argentino, como país anfitrión la mayor aspiración es lograr abrir algunos caminos con la expectativa de alcanzar acuerdos a futuro.
Está casi descontado que habrá consenso para condenar la pesca ilegal, un tema que afecta muy fuerte a la Argentina.
Se estima que son más de 450 embarcaciones las que cada año realizan maniobras ilegales frente a la Patagonia y se llevan alrededor de U$S 1.000 millones anuales en producto, según la FAO, el organismo de Naciones Unidas dedicado a alimentación.
Se llevarían más de medio millón de toneladas de pescados y moluscos, la mitad de Illex Argentinus, una variedad de calamar que habita en la plataforma y que, además de su valor comercial, resulta un factor clave para la supervivencia del ecosistema del Atlántico Sur, ya que alimenta merluzas, pingüinos, delfines y elefantes marinos, entre otras especies.
Pero más allá de este acuerdo, y algún otro de tono menor, persisten fuertes discrepancias entre los países en patentes, compras gubernamentales, agricultura, carnes, etanol y otros rubros.
Ni hablar de los subsidios que aplica Europa para proteger a sus agricultores de la seria amenaza comercial que representan la Argentina y Brasil, con su agronegocio cada vez más desarrollado.