EDF entró en el capital de Edenor en 1992, cuando el presidente argentino de entonces, Carlos Menem, promovía un vasto programa de privatización de los servicios públicos.

El distribuidor argentino, que cayó en números rojos en 2004, emplea a 2.500 personas y tiene 2,3 millones de clientes.

Varias empresas francesas abandonaron Argentina tras la crisis de 2001-2002, entre ellas los bancos Crédit Agricole y Société Générale, Gaz de France, France Télécom y Vivendi Environnement (hoy Veolia).