23 de noviembre de 2024
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Nadal el rey de las superficies
El español superó al suizo Roger Federer en la exhibición que se jugó en Mallorca, en una cancha mitad césped y mitad polvo de ladrillo, ante unas 7.200 personas
2 de mayo de 2007
En el Palma Arena, de Mallorca, Rafael Nadal y Roger Federer deleitaron a las 7.200 personas con toques de lujos jugaron en una inusual superficie, construida especialmente para la ocasión.
Durante todo el partido, se vio a un Nadal mucho más metido en el juego y con más entrega que Federer, quien, por el contrario, prefirió cuidar su físico y no se exigió al máximo. Pero, tras perder el primer set por 7 a 5, el suizo pisó levemente el acelerador y, tras conseguir un quiebre, se llevó el segundo por 6 a 4.
En el final del partido se vio lo mejor de cada uno. Ya adaptados al cambio de superficies, Federer y Nadal entregaron un espectáculo vistoso. Para la anécdota quedará el resultado final, que terminó en favor del N°2 por 12 a 10 en el tie-break final.
Emoción en el tie-break. Recién en la definición del tercer set se vio una competencia reñida, donde ambos no ocultaron sus ganas de llevarse el match.
Cada uno con su estilo. Como si Nadal estuviese jugando en Roland Garros y Federer en Wimbledon, el mallorquín lució sus habituales pescadores y remera musculosa, y el N°1 se vistió de blanco, mostrando su elegancia suiza.
Cambio de lado y... de zapatillas. El match se jugó con las reglas básicas del tenis, incluyendo el cambio de lado en cada game impar. Pero tuvo el agregado de que, en el descanso, los jugadores debieron usar un par de zapatillas para el polvo de ladrillo y otro para el césped.
Piques endiablados. El césped no fue el mismo que se utiliza en Wimbledon. A través del juego se notó la irregularidad del pasto y al que le tocaba desplazarse sobre esa superficie se le hizo complicado.
Fea la actitud. Al comienzo del tercer set, un primer saque de Federer dio en el fleje. Nadal, con dudas, fue a verificar el pique (que dejó su marca por ser polvo de ladrillo) y, todavía sin certezas, pidió al umpire que bajara de su silla a chequear la marca. Federer, en tanto, sonería. El pique, finalmente, fue bueno…