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21 de noviembre de 2024
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La disfunción que más afecta la sexualidad femenina
Es un trastorno que padecen más del 10 por ciento de las mujeres en todo el mundo y que muchas sufren a lo largo de toda su vida sin encontrarle una solución
2 de mayo de 2007
Por Carina Barber

La anorgasmia es una de las disfunciones más frecuentes en las mujeres, es la dificultad para alcanzar el orgasmo o la ausencia de este tras un período de excitación normal, a pesar de que exista una estimulación que podría considerarse adecuada en intensidad, tipo y duración.

La más habitual es la anorgasmia coital, que es la imposibilidad de llegar al orgasmo mediante la penetración vaginal.

Antiguamente se utilizaba el término “frigidez” para denominar todos los trastornos sexuales de la mujer, pero por lo impreciso del término y las connotaciones despectivas, se lo ha reemplazado por el de disfunción orgásmica o anorgasmia.

Es importante destacar que muchas veces se va a consulta sexológica por problemas de anorgasmia cuando el trastorno es de “eyaculación precoz”.

Desde el punto de vista fisiológico, el coito es un procedimiento relativamente ineficaz para producir el orgasmo femenino. Por eso muchas mujeres necesitan una estimulación complementaria, como la frotación del clítoris, para poder alcanzar el orgasmo.

El hecho de que algunas personas piensen que los verdaderos orgasmos son el resultado del contacto del pene con la vagina es un error que lleva a la falta de estimulación suficiente para que la mujer lo alcance.

Además debido a que aún persiste la idea de que la única relación adecuada es el coito, es común que todas las mujeres que no llegan al orgasmo a través de la penetración tengan problemas de anorgasmia. Aunque un simple cambio en sus conductas sexuales (en este caso) es suficiente para superar este problema.

La estimulación del clítoris es muy importante para que la mujer alcance el orgasmo, dado que la estimulación vaginal suele contribuir muy poco.

La intensidad de la estimulación del clítoris varía notablemente según el tipo de actividad sexual. Así mediante la manipulación táctil directa o la presión suave sobre este es más intensa, mientras que el coito, por si solo, logra una estimulación suave, que no suele ser suficiente para provocar el orgasmo. También hay que tener en cuenta que la cantidad de estimulación necesaria varía considerablemente no solo en función de cada mujer, sino dependiendo de las circunstancias.

Las causas que provocan esta disfunción pueden ser orgánicas o psicológicas:

Orgánicas: enfermedades crónicas graves, entre ellas se encuentran la diabetes, trastornos neurológicos, estados de carencia hormonal. También, infecciones, traumatismos y el uso de fármacos, drogas y tranquilizantes, etc.

Psicológicas: ansiedad y obsesión por conseguir el orgasmo, depresión, problemas de pareja, educación sexual inadecuada, etc.

Tratamientos:
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En los casos en que la mujer no ha logrado nunca tener un orgasmo el tratamiento se centra en ayudar a eliminar la obsesión por conseguirlo. Uno de los métodos más utilizados y efectivos es la autoestimulación, al principio sin la participación de la pareja (para evitar que se sienta presionada), y luego de que logró los primeros orgasmos el tratamiento se concentra en que los logre en las relaciones con su pareja. Es esencial el conocimiento de la mujer del funcionamiento de sus órganos sexuales y de sus respuestas.

En los casos en que se detectan problemas orgánicos se debe tratar con los especialistas que correspondan a cada enfermedad, y luego investigar si además no hay problemas psicológicos.

Las sensaciones vaginales pueden ser aumentadas reforzando el control voluntario de los músculos que rodean la vagina usando los ejercicios de Kegel. La mujer contrae fuertemente sus músculos vaginales 10 o 15 veces en tres etapas a lo largo del día. Después de dos o tres meses mejora el tono muscular y aumentan la sensibilidad y el control.