Gobernó con mano de hierro 24 años el órgano máximo del fútbol, en su mayor parte teniendo al argentino Julio Grondona como aliado
El brasileño Joao Havelange, ex hombre fuerte de la FIFA durante 24 años, murió en el Hospital Samaritano del barrio de Botafogo, al sur de Río de Janeiro, donde se encontraba internado desde julio por una neumonía.
Ex atleta olímpico en natación, presidió el órgano máximo del fútbol mundial de 1974 hasta 1998, cuando lo sucedió Joseph Blatter.
Estaba internado por una neumonía, según las primeras informaciones de la cadena O Globo.
Havelange fue presidente de honor de la FIFA hasta 2013 y figura importante para que Río logre en 2009 el derecho a organizar los Juegos Olímpicos de 2016.
Havelange asumió como presidente de la Confederación Brasileña de Deportes en 1956 y 1974 llegó a la FIFA, como aliado del peruano Teófilo Salinas Fuller, quien consiguió el apoyo de África y Asia para ganar las elecciones.
La relación de amistad entre ambos se quebró en 1986, cuando el brasileño le retiró el apoyo y nominó al paraguayo Nicolás Leoz como candidato para asumir la presidencia de la Confederación sudamericana de Fútbol (Conmebol). Entregó el poder en la FIFA en 1998 a su aliado Joseph Blatter, durante su mandato la organización adoptó una conducta empresarial y comercial mucho mayor respecto a los torneos internacionales, impulsado por el aumento de la publicidad y las trasmisiones televisivas que generaron grandes ingresos económicos en el fútbol.
Se mantuvo como presidente honorario de la organización hasta 2013, después de que el comité de ética de este organismo concluyera que recibió sobornos durante su etapa como presidente en el llamado escándalo ISL, que estalló en 2012, cuando la cadena británica BBC aseguró que la empresa International Sports and Leisure (ISL) obtuvo los derechos para varios mundiales de fútbol, antes de su liquidación en 2001, sobornando a altos dirigentes.
Además, Havelange fue acusado de diferentes actos ilícitos entre los que incluyen el tráfico ilegal de armas, obtener rentas del tráfico de drogas y dádivas de dictaduras militares y fue interrogado por el parlamento de Brasil pero no recibió condenas.
Antes de ser dirigente deportivo, el brasileño se destacó como atleta en waterpolo, representó a Brasil en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952, y natación, disciplina en la que compitió en Berlín 1936.