Junto a su mujer y sus hijas, se convirtió en el primer mandatario norteamericano en visitar la isla caribeña en 88 años. El miércoles por la noche llega a la Argentina
El presidente estadounidense, Barack Obama, inició una visita histórica a Cuba, uno de los últimos bastiones del comunismo, y país con el que desea pasar la página de más de cinco décadas de fuerte antagonismo.
Llegó a las 20H25 GMT al aeropuerto José Martí de La Habana, acompañado de su esposa, Michelle, y sus dos hijas.
Obama destacó en el primer discurso desde su llegada a Cuba el carácter "histórico" de la visita y consideró que es solo "un primer paso" en la nueva relación entre ambos países. En encuentro para saludar al personal de la Embajada de EE.UU. en Cuba y sus familias, entre ellos niños, expresó su deseo de que cuando éstos crezcan "vean como algo natural que un presidente de Estados Unidos esté en Cuba".
"¿Qué bolá, Cuba?, escribió en Twitter ya en suelo cubano, recurriendo al popular saludo cubano. "Apenas aterrizo, quiero encontrar y escuchar de primera mano al pueblo cubano", agregó.
Obama es el primer presidente de Estados Unidos en 88 años que pisa la isla. El canciller Bruno Rodríguez lo recibió bajo la lluvia y después salió rumbo a la embajada.
El presidente dejó en claro su deseo de encontrar al pueblo cubano, y de paso consolidar la nueva relación con el presidente Raúl Castro, en la senda del espectacular acercamiento iniciado en diciembre de 2014.
La visita, que se extenderá hasta el martes, cuando seguirá viaje a Argentina, servirá también para que Obama refuerce la imagen de un Estados Unidos diferente al que por décadas promovió intervenciones y consideró a América Latina como su patio trasero.
Antes de dejar la presidencia, a inicios de 2017, Obama quiere asegurarse de que sus avances con Cuba no puedan revertirse, sea quien sea su sucesor en la Casa Blanca.
Obama planea recorrer el centro histórico en su única actividad prevista este domingo.
El lunes se encontrará con Raúl Castro para abordar, entre otros, el sensible tema de los derechos humanos, y al día siguiente conversará con disidentes, un gesto hasta hace poco tiempo impensable que pudiese ocurrir en la misma Habana. Ese mismo día dirigirá un discurso al pueblo cubano que será trasmitido en directo por la televisión.
Pero su reconocimiento hacia la disidencia en este país de partido único se puede ver empañada por la detención, poco antes de su llegada, de decenas de opositores del grupo Damas de Blanco.
Los manifestantes se habían concentrado cerca de una iglesia para manifestar a favor de los derechos humanos, como suelen hacer cada domingo.
Danilo Maldonado y Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, están entre los detenidos que fueron acorralados por agentes de seguridad y grupos a favor del gobierno comunista y llevados en vehículos fuera del lugar.
"Obama está siendo cómplice de un gobierno, de una dictadura", había dicho Maldonado a la AFP una hora antes de ser detenido.
Aunque no puede anular el embargo económico contra Cuba vigente desde 1962, pues es una atribución del Congreso que domina actualmente la oposición republicana, Obama ha decretado una serie de medidas de alivio a las restricciones. El levantamiento del embargo, que cada año es solicitado por Naciones Unidas, es también la principal demanda de Cuba, que le atribuye buena parte de sus penurias económicas.
Además, las empresas estadounidenses están ávidas por hacer negocios en Cuba. El sábado, la cadena Starwood (Meridien, W, Westin y Sheraton) anunció un acuerdo para abrir dos hoteles de lujo en La Habana antes de fin de año.
También el portal Airbnb obtuvo autorización de Estados Unidos para ampliar sus operaciones en Cuba.
La Habana Vieja, el hermoso casco colonial de la capital por donde paseará Obama y se reunirá con el cardenal Jaime Ortega, está impecable para recibirlo. En sus adyacencias de edificios con paredes descascaradas, los cubanos acudieron por la mañana a misa con atados de palma de guano para ser bendecidos en este Domingo de Ramos, que marca el inicio de la Semana Santa.
La llegada de Obama despertaba simpatía entre los fieles.
"Esta tarde estará aquí. Es algo grande. No pensé nunca que lo vería. Tiene que ayudar a cambiar. Yo soy negro y él es un presidente negro. Me gustaría verlo", comentó a la AFP Ramiro López, un jubilado de 71 años.
Como una señal de distensión, Obama participó en el programa "Vivir del cuento", que conduce el humorista Luis Silva (Pánfilo), y allí soltó también el "¿qué bolá?".
Del lado cubano se asegura que con Obama no habrá debate sobre la situación interna. "Nadie podría pretender que para avanzar hacia la normalización de relaciones Cuba tenga que renunciar a uno solo de sus principios", enfatizó el canciller Bruno Rodríguez.
Según la Casa Blanca, está descartado un encuentro de Obama con el líder Fidel Castro, alejado del poder desde 2006 por motivos de salud.
Obama visita Cuba cuando falta un mes para el Congreso del Partido Comunista, único en Cuba y que decide la cúpula de mando.
Raúl y Fidel Castro recibieron al presidente venezolano Nicolás Maduro, en una señal de solidaridad con un gobierno muy cuestionado por Washington.
Pese a sus diferencias, Obama y Raúl Castro encontraron el escenario ideal para mostrar las coincidencias de los dos países: el partido de béisbol entre la selección de Cuba y el Tampa Bay de las Grandes Ligas en el que son esperados ambos el martes en el Estadio Latinoamericano.