En medio de la tensión en el oficialismo por el alto riesgo de perder el balotaje, el candidato a vice le habría advertido al gobernador que se irá de la fórmula si cambia el discurso
En medio del debate en el oficialismo sobre la necesidad de cambiar el discurso de campaña para tratar de evitar una derrota en el balotaje frente a Mauricio Macri, Carlos Zannini plantó una advertencia que altos dirigentes sciolistas tomaron como una amenaza.
El candidato a vice le habría dicho a Scioli que si cambia el discurso, alejándose del relato kirchnerista, él estaba dispuesto a renunciar a su candidatura y abandonar la fórmula, consigna el diario Clarín.
Sucedió, según relataron fuentes del peronismo bonaerense, minutos antes de que la comitiva oficial emprendiera vuelo a Tucumán. Allí la fórmula, junto al jefe de Gabinete Aníbal Fernández y diez gobernadores justicialistas, acompañó la asunción de Juan Manzur como nuevo mandatario tucumano.
En una columna, Julio Blanck sostiene que "la sujeción de Scioli a Cristina es una clave que ayuda a explicar el terremoto que atraviesa el escenario electoral del país. La sociedad venía alentando una corriente de cambio, que se empezó a expresar en las PASO de agosto, donde 60% de los votos fueron para candidatos opositores. Ante eso, las promesas de diferenciación y recorte de un fuerte perfil propio, que la gente de Scioli anunció a lo largo de la campaña, quedaron en gestos insuficientes que no fueron registrados por sectores amplios del electorado". Scioli cosechó hasta acá los votos puros y duros del kirchnerismo. No alcanzaron para ganar porque hace rato dejaron de ser mayoría. Y si no junta porciones considerables de apoyos fuera del universo oficialista, corre el riesgo de terminar todavía peor en el balotaje. El tramo final de su campaña arrancó empantanado en los conflictos internos. Y resulta difícil convocar al público que ya votó otras opciones, si detrás del candidato campea una escenografía de agrias disputas y rencores mal disimulados.
Uno de los problemas de Scioli –si se quiere también de Macri– es que la decisión sobre quién será el futuro presidente ya no depende de quiénes los han votado hasta ahora.
Los que definirán, obligados a elegir entre uno y otro, serán básicamente los 5.200.000 votantes de Sergio Massa y, en menor medida, los casi 1.900.000 ciudadanos que eligieron a Nicolás Del Caño, Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Saá. Es tanta la discordia oficialista, que ni siquiera hay una postura común frente a esta realidad que no requiere demasiada sutileza para ser entendida. Scioli ya intentó hablarles a los votantes de esos cuatro candidatos; pero sobre todo le mandó mensajes a Massa y dejó trascender la posibilidad de acuerdos políticos que se reflejarían en cargos de un futuro gobierno. Zannini, en cambio, trató con desdén a Massa: “Salió tercero, poco puede importar lo que diga”, declaró ayer.
En el peronismo, con más resignación que grandeza, los gobernadores y los intendentes que ganaron y salvaron la ropa se proponen “ayudar a Scioli”. Algunos todavía creen que la elección se puede ganar. “Los de adentro no se dan cuenta de lo que está pasando y los kirchneristas le están tirando ácido en la herida”, graficó un intendente bonaerense victorioso que, como sus compañeros, apuesta a salvar todo lo que se pueda del peronismo si el naufragio es inevitable.
Blanck señala que al hacer esas declaraciones "no sabían de la advertencia severa de Zannini a Scioli si se atreve a cambiar el discurso. Ni habían escuchado aún los discursos de anoche de Cristina en la Casa Rosada, en su primera aparición después de las elecciones, para recordarnos que a ella la eligieron dos veces presidente con el 45% y el 54% de los votos. Le refregó a Scioli cuatro veces ese recuerdo".