En el debut, el equipo de Hourcade cayó ante los favoritos de All Black por 26-16 en Wembley. Buena actuación del equipo nacional
Argentina debutó con una previsible derrota en el Mundial de rugby de Inglaterra. Fue 26-16 ante Nueva Zelanda, en un partido que tuvo el récord de asistencia de un campeonato mundial.
Y las 89.019 personas que asistieron al estadio de Wembley pudieron ver que Los Pumas le pueden dar pelea a cualquiera, inclusive a los mejores del mundo. Los de Daniel Hourcade le demostraron al mundo que son un equipo peligroso, que tiene un plantel técnicamente compacto, humanamente homogéneo y estratégicamente preparado. Argentina fue de mayor a menor; la potencia de los All Blacks marcó la diferencia, especialmente en la segunda parte.
Tres penales de Carter frenaron el ímpetu del equipo argentino en un Wembley copado por más de 15 mil argentinos que sueñan con dar un golpe fuerte. Los All Blacks ganaban 9-0 y Argentina no reaccionaba.
Pero a partir del try de Patti y la conversión de Nicolás Sánchez, el partido cambió de mando. Los Pumas crecieron, se defendieron con firmeza e incomodaron al mejor del mundo. A los 29, un penal de Sánchez desde muy lejos dio vuelta la historia. Y fue el propio Sánchez el que firmó otro penal. Sin embargo, Nueva Zelanda descontó con un penal de Carter cuando su equipo tenía dos hombres menos y Argentina se fue al vestuario con un 13-12 que, en el arranque del partido, era una quimera.