La selección argentina, con jugadores de clase mundial, no gana un título a nivel mayores desde 1993. ¿Qué la pasa a las grandes figuras?
Por Roberto Aguirre Blanco, de la redacción de Asteriscos.tvLos penales son una lotería: muchas veces nos fueron favorables y otras tantas un cumulo de tristezas, pero hay un dato que no puede ser menor para una de las selecciones más importantes del planeta: en más de dos décadas no logró ganar nada importante a nivel mayor.
Y ese dato se tensa más cuando se detalla que esta es la quinta final de un torneo importante que la Argentina pierde, la tercera Copa América (2004,2007 y 2015), una Copa Confederaciones (2005) y la del Mundial de Brasil.
Esta generación inició el recorrido justo hace una década, con jugadores que en juveniles y en torneos olímpicos fueron reyes, pero no lograron materializar en la mayor logros importantes y mordieron el polvo de la derrota en cinco finales recientes, además de quedar eliminada en dos mundiales en cuartos de final y otra Copa América en la misma instancia.
Esta generación de Messi, Mascherano, Tevez, Higuaín, Di María, Rojo, Zabaleta -múltiples campeones en sus clubes europeos-, con la celeste blanca no tiene copas levantadas ni títulos, y eso a nivel personal debe verse como un fracaso, ya que los convierte en una generación sin brillo a nivel internacional en el seleccionado.
El ex entrenador del seleccionado Carlos Bilardo siempre tuvo una filosofía, discutida, quizás, que decía que ser segundo es ser el primero de los derrotados. Ser subcampeón, como sucedió en el Mundial de 1990, puede ser un orgullo, pero perder cinco finales en 11 años es un hecho que genera mucho dolor como hinchas y jugadores.
En ese camino pasaron entrenadores de grandes pergaminos como Marcelo Bielsa, José Pekerman, Alfio Basile (el último DT campeón con la mayor), Alejandro Sabella y Gerardo Martino, que llevan el estigma de perder finales, mientras en estos 22 años se suman también Daniel Passarella, Sergio Batista y Diego Maradona como entrenadores sin brillo, ni logros.
Las responsabilidades o respuestas pueden pasar por la cabeza del fútbol argentino, que es la AFA, y algunas decisiones equivocadas, y de no contar con una mentalidad ganadora, y que todo se diluya a un líder natural como Mascherano o a un talento, solitario, como Messi.
¿Hay falta de deseo de gloria o hay un ADN argentino que nos lleva a no poder resolver situaciones límites con vocación de búsqueda de hazañas deportivas?
¿Las generaciones de 1978 y 1986 tenían otra mentalidad?. Hay respuestas y quizás vengan por el camino del cambio de forma de vivir el fútbol. Lo cierto es que esto ya no es sólo una racha, sino un hecho que se debe modificar con una profundo cambio de mentalidad.
Ser ganador o perdedor en el deporte, y en el fútbol tiene que ver con las ansias de la gloria, hambre de potrero que le llaman.
Deberemos cambiar la cabeza porque sino seguiremos siendo carne de cañón a aquella filosofía que esgrimía, con mucha ironía, el ex arquero paraguayo José Luis Chilavert, cuando decía: "Tu no has ganado nada".
Esta generación sabe que es verdad.