Este martes se sabría el vencedor de los comicios. El socialista Lifschitz pasó al frente tras contabilizar los votos de Rosario y podría ser declarador ganador tras la polémica
Mientras el escrutinio en Santa Fe continúa definiéndose voto a voto, finalizado anoche el crucial departamento Rosario –bastión del socialismo–, Miguel Lifschitz revirtió la ventaja que le sacó el macrista Miguel del Sel en los once departamentos que ya se habían contabilizado.
Aunque restan conocerse los resultados de siete departamentos del interior, donde el PRO sacó diferencias de casi 13.000 votos en el escrutinio provisorio, el socialismo aseguraba que no les alcanzaría y ya se daban por ganadores de las elecciones a gobernador del 14 de junio, cuando el conteo fue detenido en el momento en que su candidato estaba 2128 votos arriba (el 0,1% de distancia), con poco más del 90% escrutados.
Las autoridades del Tribunal Electoral anticiparon que entre hoy y mañana darán a conocer los datos finales para que quede consagrado el sucesor del socialista Antonio Bonfatti. La paridad y las consecuencias de una contienda sospechada derivaron en que el conteo tenga en vilo a buena parte del país: es que Mauricio Macri apostó fuerte a la candidatura del ex Midachi y el resultado en la provincia tendrá fuerte impacto nacional, en plena campaña presidencial.
La quinta jornada de recuento tuvo su parada brava ayer en Rosario: se abrió el 12% de sus 2900 mesas a pedido de fiscales y apoderados de diferentes fuerzas.
En este departamento clave el socialismo tenía puesta todas las fichas para cantar victoria. Y es porque Lifchitz, dos veces intendente de esa ciudad, pensaba sacar una ventaja mayor al recuento provisorio. “La tendencia es irreversible”, le aseguraba anoche un dirigente socialista a Clarín. Y el diputado provincial Eduardo Di Pollina, apoderado del frente gobernante, fue más allá: “Mañana (por hoy) ya podremos anunciar con tranquilidad que Lifschitz será el nuevo gobernador a partir de diciembre” (ver pág. 7).
El optimismo socialista fue alimentado por la secretaria electoral, Claudia Catalín, que por la mañana habló en la misma sintonía y destacó que se confirmaban los datos provisorios. Y justificó que “la cantidad de urnas que debieron abrirse en todo el proceso, especialmente en el departamento Rosario contribuyó a lentificar el mismo”.
Sin embargo, desde la orilla del PRO llamaron a la prudencia. Y hasta su apoderado, Lucas Incicco anticipó la posibilidad de que esa fuerza pida una revisión de los votos ante la Justicia ordinaria
“En una contienda electoral tan reñida, que el socialismo otra vez quiera festejar con los datos del departamento Rosario es, cuanto menos, demasiado apresurado cuando restan siete departamentos por escrutar”, dijo un fiscal de Del Sel.
“La pelea sigue siendo pareja. Fue raro que el kirchnerismo empezó pidiendo la apertura de todas las urnas por la sospecha de irregularidades, y ahora avala la postura del socialismo de un escrutinio rápido, a tono con la decisión del sábado de aceptar la derrota a pedido de Cristina”, dijo Incicco.
El ambiente está tan enrarecido en la provincia que son pocos los que se animan a festejar un triunfo, pese a las tendencias. Los más cautos dicen que hay que esperar a contar la última mesa del departamento Vera (es el último, porque se hace el conteo por orden alfabético) para completar los diecinueve en que está dividida la provincia.
De las elecciones pasaron nueve días. El alargamiento del escrutinio quedó envuelto en sospechas. Ya había sucedido en las PASO del 19 de abril. En aquella oportunidad –terminado el escrutinio provisorio– faltaba conocerse el resultado de 807 mesas en todo el territorio, de las cuales 657 no habían sido informadas por diferentes motivos y otras 150 fueron desestimadas. Los resultados definitivos tardaron quince días en conocerse y lo dieron ganador a Del Sel. Esas irregularidades le costaron el puesto a Javier Echaniz, secretario de Tecnologías para la Gestión.
La carga de datos también dejó dudas en los comicios generales. Faltaron ingresar al sistema 347 mesas, unos 100 mil votos, y otros 60 mil que fueron impugnados o en blanco. Santa Fe es el tercer distrito electoral del país, con más de dos millones de votantes.