Se lo propuso en una reunión a la presidenta Cristina Fernández, quien dijo que lo pensaría. Audaz jugada del gobernador para cerrar el acuerdo K detrás de su candidatura
El precandidato del Frente para la Victoria Daniel Scioli le ofreció al secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, ser su compañero de fórmula para las próximas elecciones.
Así lo confirmó el propio Scioli tras un diálogo que mantuvo con la presidenta Cristina Fernández, según le contó dijo a C5N.
Zannini es la mano derecha de Cristina Kirchner. Lo apodan "El Chino" por sus posiciones políticas extremas cercanas al maoísmo en su juventud.
Candidatos, gobernadores, intendentes y funcionarios desfilan de forma cotidiana por su despacho de la Casa Rosada.
Zannini, de 60 años, es abogado, reniega de los medios y mantiene a raja tabla un bajo perfil.
Es considerado el kirchnerista más duro por aliados y rivales.
Nació en Córdoba, en 1954, pero su carrera política transcurrió lejos de las sierras. Militó con Néstor Kirchner en Santa Cruz, donde ocupó varios cargos públicos.
Mientras militaba en la unidad básica Los Muchachos Peronistas, de Río Gallegos, conoció al empresario Rudy Ulloa -por entonces chofer del ex presidente- y al titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Ricardo Echegaray.
Su ascenso en el poder fue maratónico. De la mano de los Kirchner, fue ministro del gobierno provincial, legislador y presidente del Superior Tribunal de justicia de Santa Cruz.
Durante su paso por el Tribunal, Zannini fue el arquitecto jurídico de las dos reformas constitucionales y del sistema electoral que le permitieron a Kirchner acumular mandatos como gobernador, entre otras cosas.
Con la llegada de Kirchner a la presidencia en 2003, fue designado como secretario de Legal y Técnica. Desde ese cargo, le dio forma legal a la estatización de las AFJP, la ley de medios, la puja por las reservas del Banco Central (BCRA), la reforma electoral y el Fútbol para Todos. También participó del armado de las listas electorales del oficialismo.
Con la muerte del ex presidente en 2010, el funcionario se convirtió en el más estrecho colaborador de Cristina Kirchner. Integra la mesa chica del Gobierno y fue el sostén anímico de la jefa del Estado.