La Conmebol, conmovida por la agresión que sufrieron los jugadores de River en la cancha de Boca durante la disputa del Superclásico de la Copa Libertadores, ya ha adelantado que habrá una severa sanción para el club de la ribera.

"En la Confederación tenemos un código disciplinario y un tribunal de disciplina mucho más moderno y ajustado a exigencias de la FIFA que lo que habitualmente ocurre en el ámbito de las asociaciones nacionales. En Copa libertadores y también en la Sudamericana tenemos un código disciplinario mucho más exigente y rígido", planteó José Luis Meiszner, Secretario General de la Conmebol.

El dirigente aseguró que la FIFA "se ha puesto muy dura" y que hace dos años y medio obligó a incorporar un régimen disciplinario y sancionatorio de primer nivel, similar al que utiliza la UEFA. "Es un marco regulatorio que sorprende porque es más rígido, más duro y más sancionador", añadió.

"Estos hechos lesionan gravemente el interés del fútbol del mundo. Episodios como el que nos ocupan, erosionan y lesionan al futbol de manera tal que lo ponen realmente en peligro como actividad que convoca a la familia y a la multitud. De no poder resolverse esto en el menor plazo posible, estaríamos en presencia de un acto que pone en peligro al futbol como espectáculo multitudinario", analizó.

Meiszner anticipó que la sanción a Boca se definirá rápido porque "hay otros clubes ajenos a esta cuestión a los que no hay derecho a lesionar" y precisó que la determinación se tomará en virtud de los informes del árbitro, del veedor y de las imágenes televisivas.

"Lo que hemos visto se encuentra tipificado en el código disciplinario. Tenemos que definir la posibilidad de dar por terminado el partido, las sanciones institucionales con una eventual no participación en torneos y la clausura del estadio a efectos de ser utilizado en carácter de local", sostuvo el Secretario General de la Conmebol e indicó que al "Xeneize" también podrían corresponderle sanciones de tipo económicas complementarias.

El ex presidente de Quilmes también realizó una reflexión respecto a la violencia que se vive en el fútbol argentino: "Frente a estos episodios suele haber respuesta espasmódicas. Cada uno sale disparado lo más rápido posible a 'ponerle el muerto en la puerta' al otro. Suponer que fútbol puede modificar comportamientos sociales, individuales y colectivos, es una utopía. La solución se va a dar con muchas generaciones. Es un problema de tiempo y de cultura".

"Hay que aceptar que en este juego, para que une uno gane, otro tiene que perder. En Argentina hemos inventado una cultura en la que está prohibido perder, pero no se puede no perder. Ante esto, tenemos manifestaciones que nos presentan mundialmente, cuanto menos, como estúpidos. En Argentina es más perdonable ser tercero que segundo. En plateas que cuestan mucha plata hay gente con actitudes patéticas, que no se comparecen con actitudes de personar normales. Estamos enfermitos", consideró.

Finalmente, opinó que, para buscar soluciones a esta problemática, "no debe faltar nadie en la mesa": "Esto tiene que ver con un compromiso del Estado, de la Justicia con fueros especiales, de la creación de policías especiales y de dirigentes que se sientan acompañados y sostenidos para poder luchar contra una violencia muy particular".

"En Argentina, la violencia es un negocio cada vez más importante. Los delincuentes se reciben de referentes. La gente 'putea' al policía y aplaude al barrabrava, es un problema grave. La prevención es la única alternativa. Cuando el delincuente está adentro del estadio, ya se perdió la pelea", concluyó.