El fútbol le propuso a Boca una semana de clásico en clásico. Mientras sus desvelos pasan por recibir el jueves a River por la Copa Libertadores, en Avellaneda se llevó un empate que lo conformó, que lo muestra con los deberes hechos por el torneo local. Sin ningún muy bien 10 felicitado, pero sí con un aprobado. Hizo su negocio.

A Independiente el calendario también le marca una semana de clásico en clásico, en medio de la impaciencia de sus hinchas por un equipo que no convence ni entusiasma. Pasó Boca y tampoco fue la bisagra que le permita visitar a Racing dentro de una semana con la sensación de una mejoría, de una evolución. Su gente se lo hizo notar con los silbidos del final. Los simpatizantes fueron rigurosos con el equipo e indulgentes con Mancuello, que fue expulsado por un infantilismo que lo saca del encuentro contra Racing.

Fueron dos equipos con la vista al frente, pero con poca cabeza para pensar el partido, para controlarlo desde el orden y la solidez. A Independiente hace rato que le cuesta ser compacto y equilibrado. Insinúa y se diluye, por cada acierto, se condiciona inmediatamente con un error. No encuentra una identidad, más allá de algunos rasgos sueltos, como la pegada cerrada de zurda de Mancuello en la pelota detenida y la confirmación de Albertengo como goleador, con siete tantos. A estas alturas, el ex delantero de Rafaela es el refuerzo más rendidor.

Boca, con los cinco sentidos puestos en la revancha ante River, intentó aprovechar la amplitud de su plantel. Varios de los que jugaron esta noche son algo más que suplentes, son piezas de recambio para afrontar con aspiraciones más de un frente competitivo. Igual, algún caso, como el del "Burrito" Martínez, por el desgano que transmitió, empieza a dar muestra de disconformidad por lo relegado que está. Después de no haber estado entre los concentrados en los últimos dos partidos, deambuló durante una hora, hasta que Arruabarrena lo reemplazó. Su futuro parece cada vez más lejos de Boca.

Las concesiones defensivas de ambos mantuvieron abierto el partido. En Boca se notó la falta de coordinación en la última línea, e Independiente sólo podía confiar en la firmeza de Aguilera, que muchas veces debía cubrir las fallas del uruguayo Victorino. El Rojo encontró rápido el gol, se encontró con campo despejado a la salida de un córner a favor de Boca. Condujo Pisano, que sacó un centro cruzado que sobrepasó a los dos centrales y encontró el cabezazo de Albertengo antes del cierre de Monzón.