Al distinguir al neurocirujano que la operó de un hematoma en la cabeza le dijo: "Hay algunos que después de salvarme no te darían un premio". Irónica hasta el final de su mandato
Gustosa de utilizar la ironía hasta el final de su mandato, la presidenta Cristina Fernández sugirió hoy que algunos la preferirían ver muerta.
"Hay algunos que después de salvarme no te darían un premio", le dijo Cristina al neurocirujano Cristian Fuster, quien en 2013 la operó de un hematoma en la cabeza.
"Estoy acá para reconocerle y agradecerle", dijo la mandataria, sentada junto al médico, quien antes le había dicho que era "un honor" su compañía en ese evento.
La presidenta se deshizo en elogios hacia Fuster, tanto por su tarea profesional como por sus características personales.
"El tema del bajo perfil, del no careteo, es total y absoluto", afirmó en referencia a su personalidad. Y lo contrastó con otros especialistas que disfrutan de contar en medios de comunicación sus procedimientos.
"Cuando decidí operarme hubo gente que dijo cómo iban a dejar operar a la Presidente por un joven de 40 años", relató. Dijo entonces que prefería a alguien de esas edad por estimó que tendría mejor pulso. "Yo apuesto todo a la juventud", bromeó.
Mirándolo a los ojos con una sonrisa, agregó: "Así como hoy te están dando un premio, hay algunos que después de haberme salvado no te darían un premio".
En su origen, la relación entre la jefa de Estado y Fuster no tuvo la mejor sintonía.
Así lo relató ella misma hoy en el Senado, cuando reconoció que tuvo una "profunda desconfianza" del médico cuando le recomendó operarse con cierta premura, una vez hallado el cuadro que padecía. "¿No me querrá hacer algo? Uno que tiene algunos adversarios por ahí y se pregunta: qué me querrá hacer", indicó al rememorar la reacción que tuvo por entonces.