Por "razones de salud", al coronel retirado Jorge Capitán lo autorizaron a dar vueltas a la manzana. Pero los recorridos se extienden a más de ocho cuadras. Polémica y descontrol
A pesar de que el gobierno mantiene una férrea lucha contra los represores de la última dictadura, esta vez se le escapó la tortuga.
El coronel retirado Jorge Gerónimo Capitán, procesado por crímenes de lesa humanidad desde diciembre de 2012, tiene prisión domiciliaria pero la viola caminando por las calles de Barrio Norte, con agilidad.
Capitán debe cumplir una particular prisión preventiva en su domicilio de Sánchez de Bustamante 1777, entre Güemes y avenida Santa Fe.
Las fotografías que lo muestran en ropa deportiva, caminando en soledad, a más de ocho cuadras de su departamento, lo expusieron violando la autorización que tenía para caminar tan sólo vueltas a la manzana de su casa acompañado por una guardadora legal, publicó Tiempo Argentino.
La Justicia federal determinó que el represor hizo "un aporte esencial para el funcionamiento del centro clandestino de detención La Escuelita durante 1975, cuando el gobierno de "Isabelita" Martínez de Perón autorizó el Operativo Independencia, en Tucumán.
Al militar retirado se le adjudicaron homicidios triplemente agravados, torturas, vejaciones y participación en secuestros durante el terrorismo de Estado.
En diálogo con Tiempo Argentino, rechazó los cargos y aseguró estar habilitado a caminar por su barrio. Sin embargo, fuentes judiciales consultadas por ese diario negaron que se le haya concedido una extensión al recorrido autorizado.
En una decisión polémica, en abril de 2013, el juzgado federal de Tucumán, a cargo de Daniel Bejas, había habilitado al militar retirado a realizar caminatas diarias de 45 minutos por la misma manzana de su domicilio. ¿La razón del beneficio? Padecer, supuestamente, problemas de salud.
Según fuentes judiciales, el acusado debía caminar acompañado por su mujer. Dentro del expediente, a los ojos de Bejas, ella es la garante de su detención domiciliaria.
Pero para Capitán las ventajas que le otorgó la justicia tucumana no fueron suficientes. Tal como quedó registrado por una lente fotográfica, el acusado se pasea por las calles del coqueto vecindario, lejos de su domicilio sin ningún tipo de custodia. Su periplo va mucho más allá de la manzana permitida y llega, como comprobó Tiempo, a casi diez cuadras de su residencia y, a la vez, lugar de la prisión domiciliaria a la que fue condenado.