Francisco llegó a Nápoles, uno de los territorios mafiosos más temibles de Italia: tres mil hombres y francotiradores lo custodian. Los jóvenes lo siguen
Decenas de miles de personas entusiastas recibieron el sábado por la mañana al papa Francisco en el barrio marginal de Scampia, en su primera visita a Nápoles, la ciudad más grande del sur de Italia, afectada por el paro y las actividades de la mafia.
Francisco, sonriente, llegó a Scampia en un papamóvil y fue aclamado por las miles de personas concentradas en una inmensa plaza en medio de los edificios de viviendas sociales.
El papa argentino atravesó el gentío, saludando a su paso a los jóvenes y los niños que querían tocarlo y hablar con él. Dos adolescentes lograron poner cada uno un brazo en los hombros del papa para hacerse un selfie.
"Un ciudadano que deja que le invada la corrupción no es cristiano, ¡apesta!"
El Papa pronunció luego un discurso duro contra el crimen enquistado en la sociedad y los vericuetos gubernamentales: "Cuánta corrupción hay en el mundo. (...) La corrupción es sucia y la sociedad corrupta apesta. Un ciudadano que deja que le invada la corrupción no es cristiano, ¡apesta!", afirmó Jorge Bergoglio.
El pontífice argentino realizó estas declaraciones durante un discurso en Scampía, uno de los barrios de la periferia norte de Nápoles que tradicionalmente ha estado vinculado a la mafia local, la Camorra.