Federico Delbonis venció a Thomaz Bellucci y le dio el tercer punto a la Argentina que derrotó a Brasil 3 a 2 y clasificó para cuartos de final
Es para no olvidarlo por mucho tiempo: Argentina estuvo tantas veces cerca de la caída en la serie de octavos de final contra Brasil que hasta los más optimistas estuvieron cerca de tirar la toalla.
La inolvidable victoria de Leonardo Mayer sobre Joao Souza, en el partido de singles más largo de la historia de la Copa Davis, dejó la definición quedó para el quinto punto.
Y en un estadio de Tecnópolis ahora sí repleto -y casi en su totalidad de público local, ya que muchos de los hinchas brasileños tenían reservada la vuelta a su país para el domingo-, Federico Delbonis le ganó por 6-3, 3-6, 6-2 y 7-5 a Thomaz Bellucci para sellar un 3-2 que representa una de las páginas más felices en la historia del tenis argentino en la competición.
Delbo había dejado buenas señales el domingo para soñar con que la hazaña fuera completa, porque alcanzó a ganar 6-3 el primer set antes de que el partido se suspendiera por falta de luz y dejó la definición de este infartante enfrentamiento de octavos de final para el lunes.
El argentino se mostró a la altura de un experimentado a pesar de que jugaba por primera vez un partido de singles de la Davis -debutó en 2014 en dobles con derrota contra Israel-. En los primeros juegos de este lunes, padeció el juego profundo y de buenos golpes del talentoso y más experimentado brasileño. Después de mantener la paridad en los primeros juegos, Bellucci no dejó resquicios en el octavo game, con saque de Delbonis. Evitó los errores no forzados que lo habían complicado el domingo y en cambio consiguió resultados con la presión constante sobre el argentino. Quebró el saque en su segunda oportunidad y luego cerró sin dificultades con su servicio.
En el comienzo del tercer parcial, Delbonis zafó de una situación muy complicada porque volvió a quedar abajo con su servicio. Pero cuando sacó 15-40 aparecieron algunas virtudes propias y también errores de Bellucci -entre ellos un tiro desde mitad de cancha con Delbo totalmente jugado, que se fue afuera- para poder zafar de la situación.
Y como abrumado por las oportunidades desperdiciadas, el brasileño otra vez mostró su lado más errático, particularmente con la derecha. Así quedó de pronto 0-40 y con una nueva equivocación concedió el break al argentino, que se escapaba de una situación comprometida de la mejor manera.
La historia estaba lejos de estar liquidada: en medio de la montaña rusa de emociones, Bellucci volvió a meterse en el partido, y con un passing de derecha ante una floja ida a la red de Delbonis consiguió quebrar en el quinto game. Pero en el juego siguiente, con el brasileño otra vez muy errático, Delbo recuperó el break.
Ya sobre el cierre del set, los dos mostraban tensión. El miedo a forzar era un denominador común para ambos y sobraban los errores. Pero en el undécimo game, Delbonis levantó un 0-30 con su saque, mostró que tenía temple como para bancar la situación y le dejó la responsabilidad a Bellucci.
Cuando le tocó sacar a Bellucci, el argentino mostró un salto de calidad que dio por tierra con todas las especulaciones sobre los eventuales nervios del debut: con tiros ganadores a las líneas y toda la paciencia del mundo para forzar a su rival -que pese a su mayor experiencia pareció sufrir mucho más el partido que él-, se ganó el primer match point para cerrar la serie. Y como lo merecía, con una derecha ganadora precisa cerca del fleje, remató la faena para sellar el 7-5. Para que estallaran toda la emoción y la angustia contenidas, en esta serie que quedará para la historia.