En medio de una grave situación económica, mandó a detener al alcalde mayor de Caracas y lo acusó de liderar un intento de golpe de Estado
El gobierno venezolano ya se parece a una caricatura, que explica en parte cómo un país con las mayores reservas petroleras del mundo no tiene ni para papel higiénico.
En medio de una escasez de alimentos y medicinas, el sucesor de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, envió a sus servicios de inteligencia a detener al alcalde mayor de Caracas, Antonio Ledezma.
Ledezma, retenido en instalaciones del espionaje interno, es el segundo de los tres principales líderes radicales en prisión.
Esta semana cumplió un año preso Leopoldo López, mientras que es investigada, pero en libertad, la destituida diputada María Machado, en el marco del endurecimiento de un régimen con caraceterísticas de dictadura.
Los fiscales Katherine Harington y Yeison Moreno imputarán al alcalde por "estar presuntamente incurso en hechos conspirativos para organizar y ejecutar actos violentos contra el gobierno", informó la fiscalía.
Maduro había justificado ese arresto en un anuncio pago y publicado hace una semana en la prensa, con la firma de estos líderes radicales, en el que planteaban la necesidad de una transición democrática.
El comunicado opositor denunciaba a "una élite sin escrúpulos de no más de cien personas, que tomó por asalto al Estado para hacerlo totalitario" y exhortaba a "evitar que el ya ineludible derrumbe del régimen desborde los cauces de la paz y la constitucionalidad".
Maduro formuló esta acusación de plan golpista en la misma transmisión televisiva en la que informaba que 48 horas antes se había reunido con Fidel Castro durante una nueva visita sin anuncio previo a Cuba, país devenido la obsesión opositora que denuncia la presunta infiltración de agentes cubanos en el gobierno y ejército venezolanos.
El heredero político de Chávez ha jalonado sus dos años de gestión con reiteradas revelaciones sobre planes golpistas e intentos de magnicidio, con el telón de fondo inflación que roza 70% anual, devaluaciones encubiertas, penuria de bienes básicos y desplome de su popularidad hasta 20%.
Al carecer de límites el gobierno "puede inventar todos los días un cuento, una gran conspiración. Son habituales casi a diario las denuncias sobre magnicidio, o intentos de golpe", sentenció el director de Human Rights Wartch, José Manuel Vivanco, en entrevista con Unión Radio.
"Apresar a los dirigentes opositores puede desviar momentáneamente la atención del problema económico pero sólo lo empeorará", había dicho el jueves el analista político Luis Vicente León.
El analista político de origen chavista y disidente del actual gobierno, Nicmer Evans, en un artículo publicado este viernes, denunció las desviaciones y corruptelas en el gobierno enumerando entre otras la "capacidad indiscriminada de descalificar a sus adversarios sin ningún tipo de rigurosidad en la denuncia".
"Estos días, que tanto se habla de golpe de Estado, estamos en presencia de un golpe desde el Estado", ya que Ledezma "es un gobernante legítimo electo" denunció por su lado el secretario general de la coalición opositora MUD, Jesús Torrealba.
También Estados Unidos, acusado frecuentemente por el gobierno chavista, rechazó las imputaciones.
"Estamos profundamente preocupados por lo que parece ser escalada de intimidación de oposición" en Venezuela, escribió este viernes en Twitter la subsecretaria de Estado para América Latina, Roberta Jacobson.
La portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, ya había rechazado las acusaciones de Maduro que involucraban a Estados Unidos en los denunciados planes golpistas y pidió a Caracas "dejar de intentar distraer la atención de los problemas económicos y políticos del país".
En sus frecuentes intervenciones televisivas en cadena, Maduro gusta de vapulear a sus opositores recurriendo a expresiones populares y a veces bautizándolos con motes linderos con la vulgaridad.
Ledezma es frecuentemente definido como "El Vampiro", López como "el Monstruo de Ramo Verde" y la ex diputada Machado como "La Pelucona" (oligarca), expresiones que suelen arrancar aplausos y vivas de los cuadros y militantes que asisten a los actos presidenciales, muchos uniformados con el color rojo que identifica al partido gobernante.
De 59 años y militante de la Alianza Bravo Pueblo, Ledezma fue apresado en un impresionante operativo en el que tropas de asalto de los servicios de inteligencia, con armas largas, capuchas y chalecos antibalas, forzaron su oficina.
Ledezma fue electo en 2009 y reelecto en 2013 alcalde mayor de Caracas, que agrupa a cinco municipios metropolitanos, pero su función ha sido progresivamente limitada porque el gobierno nacional restringió sus atribuciones y las reasignó a otros cargos ocupados por sus fieles.