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21 de noviembre de 2024
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Capitanich rompió un ejemplar de Clarín
Lo hizo durante su conferencia de prensa en Casa de Gobierno, descontento por dos noticias sobre el caso Nisman. "Hay que hacer esto", dijo, y cortó páginas del matutino
2 de febrero de 2015
En otra página del enfrentamiento cada vez más virulento del Gobierno con sectores del periodismo que no controla, y en el marco de las denuncias del fallecido Alberto Nisman contra la presidenta Cristina Fernández, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, rompió en vivo dos notas publicadas por el diario Clarín durante el pasado fin de semana.

Fue durante la tradicional conferencia de prensa que Capitanich brinda cada mañana en Casa de Gobierno, y un día después de publicada una nota en Clarín que aseguraba que Nisman había preparado un escrito, luego descartado, en el que solicitaba la detención de la presidenta, del canciller Héctor Timerman y del piquetero Luis D'Elía.

La polémica estaba planteada a partir de frases tachadas en el escrito de Nisman presentado ante la Justicia.

El juez Lijo aclaró que esas tachaduras habían sido realizadas por su juzgado y que la medida respondía a una "supresión de medidas de prueba y no de ninguna otra petición sustancial respecto de los presuntos imputados".

De esa aclaración se valió Capitanich y rompió, en vivo, la página del matutino.

Lo mismo hizo con una columna del periodista Eduardo van der Kooy -también de Clarín-, a raíz de una supuesta frase del funcionario sobre cómo "el periodismo intenta tapar con la tragedia [de Nisman] la cantidad de gente en las playas".

El kirchnerismo siempre mantuvo un tono virulento frente a sus críticos y opositores, que se manifestó en miles de discursos y escritos destemplados.

La destrucción de páginas de un diario, así como en su momento el escrache en el que militantes ultrakirchneristas instaban a sus pequeños hijos a escupir fotos de periodistas, parece reflejar que el grado de virulencia K irá creciendo en forma directamente proporcional al hecho de que se acerque el 10 de diciembre próximo, cuando la presidenta Cristina Fernández deberá dejar la Casa Rosada y la cómoda residencia de Olivos.