Fue en 1997. Significó una bisagra y abrió el fin de ciclo en el menemismo. Muchos paralelos con la muerte de Nisman y su repercusión en la sociedad
Este domingo se cumplen 18 años del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas ocurrido en 1997 y que como en en 2015 con el caso Nisman sacudió a la opinión pública y generó una bisagra en la política nacional.
Aquella muerte, en un extraño paralelismo con la muerte del fiscal de la casa AMIA, también se dio en le marco de un fin de ciclo político, en los noventa, la del menemismo y ahora del kirchnerismo con la misma a de dudas y cargas de responsabilidad por parte de gran parte de la sociedad.
La madrugada del sábado 25 de enero de 1997 quedará grabada a fuego en la memoria de todos los reporteros gráficos y periodistas argentinos. Es que, como una bisagra oxidada, un crimen mafioso a sangre fría marcó un antes y después en la historia de la prensa nacional en democracia.
José Luis Cabezas fue asesinado mientras cubría la temporada de verano como fotógrafo enviado por la revista Noticias. Durante cinco años había sido enviado a Pinamar, por entonces la ciudad balnearia más importante de la costa.
Allí, todas las figuras del espectáculo y la política se congregaban, muchas de ellas a la espera de ser descubiertas para tomar un poco más de notoriedad.
Un año antes, el 15 de febrero de 1996, Cabezas retrataba veraneantes y jugaba con el obturador de su cámara Nikon cuando junto a su compañero de trabajo, el periodista Gabriel Michi, vieron que a lo lejos se aproximaba el empresario más buscado por los todos los flashes luego de que Domingo Cavallo –entonces ministro de Economía– lo acusara públicamente de ser "jefe de una mafia enquistada en el poder", en 1995. Todos querían retratarlo, pero nadie lo había logrado. Él mismo dijo irónicamente en una entrevista: "Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente".
Era el segundo exacto para presionar el disparador de la cámara, y lo disparó. José Luis se jugó completo: Alfredo Yabrán quedó retratado mientras caminaba en traje de baño junto a su esposa María Cristina Pérez.
Esa imagen y el titulo de la nota de Michi "Yabrán ataca de nuevo" fueron la tapa de la revista del 3 de marzo de 1996.
Al año siguiente, la ira del empresario (acusado de ser el autor intelectual del crimen) terminó en la peor novela policial, lamentablemente conocida. Cabezas había ido con Michi a la fiesta de cumpleaños que todos los años daba el empresario postal Oscar Andreani, pero se retiró antes avisando que se iba a descansar.
Sus asesinos (la banda de los Hornos) lo estaban esperando, lo siguieron y lo secuestraron. Lo llevaron con los ojos vendados a la cava de General Madariaga, a 15 kilómetros del centro de Pinamar. Lo obligaron a arrodillarse como si tuviese que pedir perdón por algún crimen. Lo mataron y dejaron su cuerpo dentro del auto en que lo llevaron hasta allí. Lo prendieron fuego. Fue el humo el que puso en evidencia el crimen; luego llegó la policía con los peritos. El cuerpo estaba atado y calcinado.