En el Torneo de verano igualaron 2 a 2. Fue un partido de prueba de cara al 28/1 y el choque por la Libertadores. El sábado llega el superclásico
Los de Boca piensan en Vélez y los de Vélez en Boca. Pero ambos están con la cabeza en otro partido y en otros protagonistas. En el miércoles 28, en esa misma cancha, pero con otro premio en juego.
Por eso, tanto el Vasco Arruabarrena como Miguel Angel Russo pusieron un equipo alternativo y no mostraron cartas pensando en el partido más importante que tienen en este comienzo de año, por un lugar en la Copa Libertadores.
Así salió un partido light, sin demasiado ritmo. En el arranque se dividieron la pelota y apenas algunas apariciones de Carrizo, en Boca, le daban velocidad en ataque. De una corrida del ex jugador de Central llegó el 1-0.
Encaró por izquierda, amagó, tiró el centro punzante y Pablo Pérez, uno de los nuevos hombres para esta temporada, entró a la carrera y tocó suave contra el palo.
Pero Vélez no lo dejó festejar. Enseguida le devolvió el golpe con una jugada similar. El que encaró fue Pérez Acuña, por derecha, y sacó un centro al corazón del área. Ahí apareció Caraglio, que saltó más que toda la defensa de Boca y, de cabeza, estampó el empate.
El segundo tiempo fue un calco del primero. En Boca, Carrizo era el único que podía generar peligro y cada vez que Vélez se acercó al arco dejaba al desnudo una defensa muy floja. Otra vez fue Caraglio el que ganó en las alturas, ante la marca de Burdisso, y dio vuelta el marcador.
En ese momento se nubló Boca. Parecía que el golpe sería letal, un nuevo revés en este presente irregular. Hasta que lo rescató Gigliotti. Sí, justo uno de los jugadores más cuestionados. El delantero conectó de cabeza un centro con rosca desde la derecha y puso el 2-2.
Quedaron a mano. A la espera de volver a verse las caras el próximo miércoles. En el mismo lugar, pero con otro objetivo.